Místico espectáculo

Como forma de danza moderna y contemporánea se ofrece el espectáculo que hemos visto en el Teatre Arniches. El lenguaje físico manifiesta emociones y elimina las barreras de estilos más clásicos en su recorrido hacia la libertad de expresión y movimientos. El minimalismo y la complejidad creadora de la Compañía de Silvia Batet, escenógrafa de origen valenciano, se exponen en Oblivion, que en inglés significa «olvido, amnistía o perdón». Un lugar de transición y transformación situado entre el recuerdo y la nada. El purgatorio. Inicialmente, seres ocultos vagan, entran y salen. Una renuncia a lo que ata al sufrimiento, a los recuerdos, los deseos y la identidad. ¿El más allá y el olvido pueden ser la misma cosa? La creciente incertidumbre provoca sensaciones y situaciones dancísticas que impecablemente interpretan Raquel Romero, Pere Seda, Anna Serra, Agnès Balfegó y Anna Cirera a partir de la idea original, la coreografía y la dirección de la propia Batet. Las faldas largas ocultan los pies y producen el efecto deslizante del beriozka, el arte ruso de flotar. No es la primera vez que lo vemos en Alicante. Acciones curvas y rectas, giros y mayor o menor ritmo. Todas las posibles variaciones en el espacio hasta la saciedad, con cuerpos uniformados de blanco, desprendiéndose de ataduras y de la mediocridad humana. Después de la tempestad llega la calma. La agitación de nuevo y otros detalles muy alargados. El diseño de iluminación de Carlos Borràs y Sergio Roca y la obsesiva música de Sergi Puig ponen aliento a estos objetivos de la producción del Grec Festival de Barcelona, que obtuvo el Premi de Dansa de l’Institut del Teatre 2020. Da la casualidad de que esta compañía catalana visitó el Paraninfo de la UA en mayo de 2023 con la misma obra. El místico espectáculo simboliza la capacidad de superar los desafíos. De renovarse y crecer. Cada espectador puede pensar en estas cuestiones o en lo que quiera, ya que la ambigüedad desfila. Y la ovación fue notable.