Pese a que Eurovisión ha insistido históricamente en su carácter apolítico, desde hace ya varios años esa idea se ha ido desdibujando a medida que los conflictos internacionales han escalado e integrado, inevitablemente, en el certamen. La guerra de Ucrania en 2022 marcó un punto de inflexión: aquel año, la victoria de Ucrania con ‘Stefania’, del grupo Kalush Orchestra, fue vista no solo como un reconocimiento musical, sino también como un acto de respaldo político y emocional por parte de Europa hacia una nación en guerra.
En esta edición, con la escalada del conflicto en Oriente Medio, el foco se ha desplazado hacia Israel, cuya participación en Eurovisión ha estado rodeada de una intensa controversia desde el anuncio de su inclusión en la lista final de participantes. La presión internacional para excluir al país persistió, y durante semanas anteriores al certamen hubo protestas, campañas en redes sociales y llamadas al boicot, muchas de ellas impulsadas por colectivos que denunciaban los ataques sobre la Franja de Gaza.
Aun así, pese a nadar contracorriente, Yuval Raphael logró un importante respaldo por parte de varios países con ‘New day will rise’, canción que la catapultó hasta el segundo lugar. Su actuación, que generó opiniones encontradas desde el principio, convenció tanto a jurados como al televoto en muchos rincones de Europa rascando 357 puntos. En el caso de España, el televoto le otorgó los 12 puntos al país israelí, así como también lo hicieron Australia, Azerbaiyán, Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Suecia, Suiza y Reino Unido.
Los únicos dos países que no dieron votos a Israel
Pero hubo dos excepciones que no pasaron desapercibidas: Polonia y Armenia, únicos países que no otorgaron ni un solo punto al país, ni del jurado profesional ni del televoto. Este gesto, que en otras circunstancias podría haberse leído como una simple decisión basada en gustos musicales o falta de afinidad con la propuesta artística, ha adquirido en este contexto una carga simbólica evidente.
Mientras algunos analistas interpretan la ausencia de votos como una coincidencia basada en criterios puramente artísticos, otros lo leen como un gesto de desacuerdo político. La imagen de los marcadores mostrando ceros en las casillas de votos de Armenia y Polonia para Israel fue rápidamente compartida en redes sociales, generando un aluvión de reacciones.
En plataformas como X (antes Twitter) o Instagram, la discusión se polarizó. Algunos usuarios aplaudieron la postura de ambos países como una forma de visibilizar el sufrimiento de la población civil en Gaza y de enviar un mensaje simbólico de desaprobación a través de un escenario tan mediático como Eurovisión. Otros, por el contrario, criticaron lo que consideran una instrumentalización política de un evento musical que debería centrarse exclusivamente en el talento, la creatividad y el espectáculo.