Los países del Sahel Occidental, aquellos que están bajo el desierto del Sáhara (Malí, Níger, Burkina Faso, Senegal, Mauritania…) conforman lo que Europa y España llaman la “vecindad sur”. Son una de las regiones de mayor interés geoestratégico desde hace años, especialmente para las cancillerías del sur de la UE, porque de allí sale buena parte de la inmigración hacia nuestras costas y porque allí se han asentado grupos yihadistas. Filiales de Al Qaeda o Estado Islámico que provocan matanzas y desplazamientos de poblaciones que, además, están entre las más pobres del mundo. La última, esta misma semana, ha acabado con decenas de muertos y varias ciudades de Burkina Faso tomadas por los yihadistas. La inestabilidad sin fin ha llevado a países como Malí, Níger y Burkina Faso a sufrir varios golpes de Estado. Las juntas militares han ido decidiendo expulsar las misiones militares internacionales de Naciones Unidas, la Unión Europea o Francia. Y se han echado en manos de Rusia y sus mercenarios de la compañía Wagner, ahora redenominada Áfrika Corps.
En este contexto, la UE ha decidido rediseñar por completo su estrategia hacia el Sahel. Para ello, el Consejo nombró el pasado mes de noviembre a João Cravinho como representante especial de la UE para la región del Sahel. Cravinho (Lisboa, 1964) es un diplomático y político portugués que fue ministro de Exteriores (2022-2024) y de Defensa (2018-1019) en los gobiernos del socialista António Costa. Atiende por videoconferencia a EL PERIÓDICO recién aterrizado de Senegal, en uno de sus múltiples viajes por la región en los últimos meses.
Usted se ha reunido con los gobiernos de la Alianza de Estados del Sahel, Níger, Malí y Burkina Faso. ¿Cómo han sido esas reuniones? Los sahelianos y los europeos nos enfrentamos a la necesidad de repensar nuestros lazos, porque todos tenemos claro que las dinámicas de los últimos tiempos no han dado resultados satisfactorios.
¿Se refiere a la ruptura de las conversaciones y los lazos diplomáticos, tras los golpes de Estado? Sí, pero también antes de eso. Porque los golpes de Estado fueron más una consecuencia, un síntoma de que las cosas no iban bien, cada vez había más inseguridad en la región y las poblaciones tenían cada vez menos posibilidades de vivir con normalidad. La responsabilidad es de esos Estados, por supuesto, pero también ha fallado nuestra forma de involucrarnos con ellos: nuestro modelo de desarrollo y cooperación no ha producido resultados muy interesantes allí.
João Cravinho, representante de la UE para el Sahel, con el ministro de Exteriores de Mali, Diop, Bamako, 24 enero 2025 / Ministerio de Exteriores de Malí
Cuando se reunió con la junta de Malí, país central allí, ¿de qué hablaron? ¿Cómo era el tono? ¿Sintió antieuropeísmo? No tanto. Quizá si soberanismo. Reconocen que Europa tiene instrumentos más interesantes que los que les pueda dar Rusia. En términos militares, Rusia no ha tenido éxito, porque la situación de seguridad está peor que hace cinco años. Y, por otro lado, hay conciencia hoy de que la inseguridad no tiene soluciones exclusivamente de naturaleza militar. Se requiere también crear las condiciones para que los jóvenes no sean reclutados por los yihadistas. Y para ese tipo de dinámicas necesitan hablar con nosotros.
La junta militar de Malí, ¿reconoce que el África Korps no está funcionando como debiera? No lo reconocen explícitamente, pero creo que es una evidencia para todos.
Se vió por ejemplo en la ofensiva del pasado verano en el norte de Malí [que terminó con la peor derrota que han sufrido los mercenarios rusos y el ejército maliense]… Sí, la gente de las zonas rurales ven que las Áfrika Korps no son capaces de sostener la situación.
¿Qué puede ofrecer Europa? ¿Dinero, pero de momento no más soldados? No, soldados no. No podemos mandar soldados a trabajar junto a las juntas militares. Pero podemos trabajar en una definición más amplia de seguridad: Estado de derecho, expansión de la capacidad policial, que los jueces puedan estar presentes en las ciudades más remotas y las aldeas más pequeñas. Cuando no hay ley ni orden, los yihadistas imponen el suyo.
Pero entiendo que Rusia no va a ponérselo fácil a Europa para que tenga presencia allí. ¿Cómo vamos a desplazar la influencia de Moscú? Algunas cosas que Rusia ofrece no interesan tanto y algunas cosas que Europa puede ofrecer sí.
Pero, ¿cómo pueden coexistir? Ya se hace sobre el terreno. Tenemos en Malí por ejemplo el EUCAP Sahel que lleva a cabo formación de policías, de jueces… Ahora, por ejemplo, hemos creado viviendas para que los jueces puedan quedarse cuando van al norte del país. No vamos a cooperar militarmente con Malí porque los militares están al mando.
¿Y no hay roces sobre el terreno con los soldados del Áfrika Korps? No. Hay una contradicción, pero es una contradicción en el seno del régimen de Malí.
¿Qué posición tiene Europa o usted sobre el movimiento independentista de los tuaregs del norte de Mali? Estamos a favor de pacificar Malí, que vemos como un territorio íntegro y, por tanto, no apoyamos a ningún movimiento separatista. Hay tuaregs separatistas y otros que no lo son. Es un problema histórico que viene de la independencia de los años sesenta. Creemos que debe haber un diálogo nacional, reforzado. No se puede limitar todo al uso de la fuerza.

João Cravinho, representante de la UE para el Sahel en Uagadugú Burkina Faso 11 febrero 2025 / Equipo de João Cravinho
Cuando se reúne con los gobiernos de esos países, ¿qué interés les dice que tiene Europa allí? ¿Control migratorio, de narcotráfico, del yihadismo? Esos que menciona son todos intereses muy importantes. Geográficamente no están muy lejos, y el mercado para el narcotráfico es Europa. El yihadismo está concentrado allí, pero puede tener consecuencias aquí también. El flujo migratorio ilegal, fomentado por la inestabilidad, queremos trabajarlo en los países de origen. Y a ellos les interesa también, porque si no pueden retener a sus jóvenes, tienen el futuro en entredicho.
En Níger, el presidente que Europa considera legítimo, Mohamed Bazoum sigue detenido con su mujer desde 2023. Sí, y lo hablamos de forma sistemática con ellos. La última vez pedimos su liberación cuando liberaron a varios ministros que estaban también presos. Cuando me reuní con ellos hablamos de todo ello, y subrayé de forma muy clara que si sigue, va a ser muy difícil la normalización con Europa. Nos dicen que lo liberarán, pero no cuándo. Dicen que el presidente está inculpado de esto y de aquello. Pero no están cómodos con la situación.
¿Ha ligado la ayuda europea a la liberación de Bazoum, o están desligadas? Lo que hemos aprendido durante los años es que la condicionalidad directa normalmente produce los resultados opuestos a los que queremos. Así que no estamos trabajando poniendo ese tipo de condicionalidad. Es evidente que si llegamos a una dinámica positiva, con cada vez más confianza de cada lado, cada lado dando un paso hacia el otro, podemos hacer mucho más y beneficiar más a la región.
¿En qué se diferencia la posición de España, muy interesada en el Sahel, de otros países de la UE, digamos Polonia o Alemania? Una parte muy importante de mi trabajo es promover la convergencia entre los estados miembros. Sin ella, la UE no tiene capacidad de actuar. Estamos mejor que hace seis meses, con una posición más homogénea. España ha jugado un papel muy importante en ese proceso. Cuando se habla del Sahel, España siempre está muy presente, activa y disponible para promover este consenso europeo.
Pero para Letonia o Estonia será un problema lejano y difícil de comprender…Hace unas semanas estuve en Letonia y en Polonia, para explicar mi trabajo en el Sahel. Para los países bálticos, la primera cosa cuando miran al Sahel es la presencia rusa, que les preocupa. Eso ya es una base de interés para esos países.
¿En qué se ha avanzado en estos meses en la UE? Algunos países decían que no podíamos hablar ni pactar nada con este tipo de regímenes militares. Ahora hay un consenso entre todos los estados miembros de la imposibilidad de abandonar el Sahel. Tenemos que estar presentes y trabajar con los regímenes y autoridades con las que no compartimos muchos valores pero con las que compartimos algunos intereses en común. Trabajar con ellos no significa abandonar nuestros valores, que son compartidos por la población.
¿Ha conseguido que Europa se rasque el bolsillo? El problema no es la falta de fondos, sino cómo utilizarlos acorde con nuestros intereses. La invasión rusa de Ucrania ha provocado la necesidad de colocar en la defensa del país dos billones de euros que estaban dedicados a la cooperación. Al mismo tiempo, los estadounidenses están cortando de forma radical su gasto en cooperación. Y los nuevos gobiernos de Alemania, Países Bajos y Francia también. Esto no es lo que deseamos, pero puede ser una oportunidad de repensar cómo invertimos el dinero. Debe ser de acuerdo a nuestros intereses, por ejemplo en el control del flujo migratorio: quitándole la visión negativa, pero creando condiciones en origen para que no tengan que salir.
En la cumbre de la OTAN de Madrid de 2022, los diplomáticos españoles hicieron un esfuerzo ímprobo para que se incluyera en el Concepto Estratégico de la Alianza la vecindad sur o el flanco sur. Se consiguió, pero era un párrafo muy genérico. Parece que realmente la OTAN no está poniendo mucho interés en el Sahel… Tras esa cumbre, en la de Washington [de 2024], se presentó una nueva estrategia para el Sahel, impulsada por una coalición creada por España, Italia y Portugal. Pero hay un límite a lo que la OTAN puede hacer. Está trabajando bien con Mauritania, pero con los otros países tiene un problema de aceptación. Por eso la Unión Europea es un vehículo bastante más capaz de dialogar con el sur.
Antes de que fuera elegido el nuevo gobierno de Senegal, se temía que pudiera tener tendencias nacionalistas o panafricanistas, antieuropeas… Yo acabo de regresar de Senegal. El partido PASTEF tiene relaciones con Malí, pero no va más allá. Había preocupación por que pudieran salir de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) para integrarse en la Conferencia de Estados del Sahel [Níger, Malí y Burkina Faso], pero mi conclusión tras dos días de conversaciones en Dakar es que no hay ninguna posibilidad de que eso ocurra.
¿Y de que se escore hacia Rusia? Bueno, es que no son nuestros. Tenemos que asumir que van a escoger a sus aliados como deseen. Pero no he sentido en Dakar que haya menos interés de trabajar con Europa y más con Rusia.
Usted está trabajando en una nueva estrategia europea para el Sahel, ¿para cuándo estará? ¿Será pública? Creo que para antes del verano, junio o julio, y será pública.
¿Entra en detalles? Detalla cómo nos debemos comportar en relación con esos países. La esencia es reconocer lo que no se ha hecho bien en el pasado y los cambios que se han producido en África y cuáles son las adaptaciones necesarias.
¿Lo tienen que aprobar los 27 por unanimidad? En principio será aprobado por los 27 en el Consejo de Asuntos Exteriores.