Un vuelo de Ryanair procedente de Tenerife con destino Liverpool se convirtió en el escenario de una auténtica pesadilla aérea cuando una pasajera, en evidente estado de embriaguez, desató el caos a bordo. El caso, ampliamente difundido por The Daily Mail, ha reavivado un debate candente: ¿hasta qué punto es seguro volar cuando algunos pasajeros cruzan todos los límites?
La protagonista del incidente, Catherine Bellis, de 44 años, ya había comenzado a beber vodka antes de embarcar. Durante el vuelo, consumió dos bebidas del servicio a bordo. A pesar de las advertencias del personal, sacó una botella de vodka comprada en el ‘duty free’ y continuó bebiendo de forma clandestina.
Su actitud alterada obligó a su propia pareja a cambiar de asiento en dos ocasiones para alejarse de ella. Finalmente, la situación escaló hasta tal punto que el capitán tuvo que intervenir a través del sistema de megafonía para llamarle la atención públicamente.
Una multa en lugar de prisión
El estado de embriaguez de Bellis no terminó en escándalo verbal. Fue acusada formalmente de dos delitos de agresión, contra Christopher Kenny y Beata Haynes, además de un tercer cargo por encontrarse ebria a bordo de un avión.
Catherine Bellis, fotografiada frente al Tribunal de la Corona de Liverpool, donde recibió una condena suspendida. / TDM
Según relató el tribunal, la mujer se declaró culpable de todos los cargos durante una vista celebrada en mayo. El juez Anil Murray advirtió que la sentencia, prevista para el próximo 12 de mayo, podría incluir una pena de prisión inmediata. “Todas las opciones permanecen abiertas”, afirmó el magistrado. Mientras tanto, Bellis ha quedado en libertad bajo fianza incondicional y deberá reunirse con los servicios de libertad condicional para la elaboración de un informe pre-sentencia.
Su abogado alegó que se trata de una mujer sin antecedentes previos, lo cual podría ser tenido en cuenta a la hora de valorar su castigo.
La violencia aérea en vuelos a Canarias se dispara
Este caso no es un hecho aislado. Apenas semanas antes, otro vuelo de Ryanair con destino Tenerife protagonizaba un nuevo escándalo, esta vez con un matiz surrealista. Una pareja británica fue escoltada por la policía al aterrizar después de no poder pagar unas Pringles que habían pedido a bordo.
El altercado comenzó como una escena banal de consumo de snacks, pero se transformó en un incidente de seguridad cuando la pareja se negó a colaborar con la tripulación. La tensión fue tal que la policía tuvo que intervenir a pie de pista. Aunque no hubo violencia física, el suceso puso nuevamente en evidencia la falta de control sobre ciertos comportamientos inadecuados a bordo, que se dan con creciente frecuencia en rutas turísticas hacia Canarias.
Ryanair ha estado en el ojo del huracán por múltiples incidentes recientes. En julio de 2024, un vuelo desde Marruecos a Londres tuvo que desviarse tan solo 36 minutos después del despegue debido a una pelea multitudinaria entre dos familias por un cambio de asientos. El personal de cabina fue incapaz de contener la situación hasta que el avión aterrizó de emergencia.
Meses antes, en febrero, un vuelo entre Edimburgo y Tenerife se convirtió en una verdadera batalla aérea. Dos hermanos comenzaron a pelearse y escupirse, desatando una cadena de agresiones que involucró a más pasajeros, incluyendo una mujer que agredió físicamente a otro viajero. Las imágenes fueron impactantes y reavivaron el debate sobre la venta y el consumo de alcohol en vuelos.

El vuelo donde despegó el avión de Catherine fue desde Tenerife Sur / AENA
¿Prohibir el alcohol en vuelos?
Cada vez más expertos y asociaciones de consumidores abogan por prohibir o restringir drásticamente el alcohol a bordo. Algunos aeropuertos británicos ya han empezado a limitar la venta de bebidas alcohólicas, especialmente en vuelos de madrugada y en destinos turísticos de alto riesgo.
Según datos de la comunidad autónoma, el 60% de los incidentes graves en vuelos británicos de los últimos años estuvo relacionado con el consumo excesivo de alcohol.