Según el último informe PISA, los españoles de entre 16 y 65 años suspenden en comprensión lectora y matemáticas. En Asturias, los datos mejoran, pero el cómputo general ha llevado al Gobierno central a tomar medidas para instruir a los profesores que, seguidamente, lo harán con los más pequeños. En este contexto se inauguró ayer en Oviedo el congreso «Avanzando en el refuerzo de las competencias lectora y matemática», organizado por el ministerio de Educación y el Principado, en el que intervino el economista de educación de la Comisión Europea, Giorgio Di Pietro.
-Los datos no son buenos…
-No. La gran mayoría de países de la Unión Europea no alcanza los objetivos que se han prefijado los países europeos para el 2030 en temas de competencias básicas. Por ejemplo, el porcentaje de alumnado que no alcanza un nivel mínimo de competencia en matemática y en comprensión lectora supera el quince por ciento que es el objetivo fijado por la Unión Europea.
-¿Esto por qué ocurre?
-En el tema de las matemáticas hay mucha evidencia empírica que dice que el COVID, la pandemia, el trabajar desde casa ha tenido un impacto negativo sobre el aprendizaje. Pero el COVID desde luego no es el único factor. Esa tendencia, de alguna manera negativa, ya estaba presente antes de la pandemia. Por eso hay varios factores. Por ejemplo, la falta de recursos educativos, sobre todo la escasez de profesores, es un factor importante. Y por otro lado, la tecnología. Un uso excesivo de dispositivos electrónicos perjudica el rendimiento escolar porque tiene un efecto negativo sobre la capacidad de atención y concentración.
-En ese caso, ¿habría que prohibir los dispositivos en el aula?
-En absoluto. Hay que buscar el equilibrio. Prohibirlo no es la solución porque hay muchos estudios que indican que sí tiene un efecto positivo con cierto orden. Por ejemplo, la tecnología tiene un rol muy importante a la hora de crear y diseñar medidas educativas personalizadas, y esas medidas educativas personalizadas hay evidencia empírica que demuestra que sí tiene un impacto positivo, especialmente en los estudiantes más desfavorecidos.
-¿La sociedad es consciente del problema que supone esta carencia en competencias básicas?
-Yo creo que cada vez es más consciente, cada vez los responsables políticos son más conscientes, tanto a nivel de los estados miembros como a nivel europeo. Por ejemplo, la Comisión Europea hace poco ha lanzado una iniciativa, la Unión de la Competencia, cuya finalidad es exactamente fortalecer la competitividad de la Unión Europea mediante la mejora en formación y educación.
-¿Qué papel juegan los profesores en todo esto?
-Tienen un papel fundamental. El profesorado es uno de los elementos que más incide en el rendimiento escolar de los niños. Entonces, ¿qué hay que hacer? Hay que invertir en formación continua de los profesores, hay que disminuir la tasa de abandono de los profesores, sobre todo en los primeros años de carrera y hay que probar las actividades de mentoría. En definitiva, debemos formar a los que van a formar.
-¿Esa es la solución?
-Esa es una de las soluciones. Pero el tema es complejo. El primer paso para acabar con estos datos, creo que ya está dado y es que, de alguna manera, nos hemos dado cuenta del problema. Y en segundo lugar, dado que también los recursos son limitados, intentar debemos identificar aquellas medidas donde haya una comprobación científica de que funcionan. Y esas medidas no solo deben aplicarse en las clases medias, sino que hay que incidir en los más desfavorecidos. No hay que dejar atrás los estudiantes que tienen dificultad en aprendizaje, hay que prestarle atención a eso.
-¿Cómo se consigue?
-Para mí la evidencia científica nos puede ayudar mucho porque hay muchos estudios que intentan evaluar la eficacia de todo aquel programa educativo que impulsa las competencias básicas y hay que sacar información desde ahí. Por ejemplo, como he dicho antes, hay una fuerte evidencia que dice que todas aquellas medidas educativas personalizadas tienden a ser eficaces. Otro programa que podría ser eficaz es el programa de tutoría, donde se da clase individual a un grupo reducido de niños.
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