“Hay que refundar la política”. Tal es el precepto que pregona estos días por Asturias el empresario guatemalteco con raíces asturianas Dionisio Gutiérrez, mediante el altavoz de la Fundación Libertad y Desarrollo que preside, un think tank latinoamericano que se dedica al estudio y análisis de temas sociales, económicos y políticos desde la defensa de los valores democráticos.
Pocas veces se puede conversar cara a cara con alguien tan comprometido de manera vehemente con la causa de la libertad, con alguien que amplifica sin miedo su discurso pese a haber perdido por el camino a personas muy queridas en sangrientos atentados por manifestar públicamente sus convicciones, por denunciar los manejos y apaños de gobiernos corruptos al amparo criminal del narcotráfico.
Gutiérrez, que ha elegido Oviedo como sede de un encuentro, la próxima semana, de notables exmandatarios de este lado y el otro del Atlántico, es ferviente creedor de la teoría de los ciclos económicos, de tal manera que a una época de expansión sucede otra de contracción, como la que habitamos ya desde hace años. Aunque su discurso dibuje un panorama mundial pesimista, tal que un inmenso páramo, se reconoce un optimista bien informado.
De regreso al inicio, no parece la peor estrategia refundar la política para sacar a tantos países de una penosa situación de cuidados intensivos, para desterrar o condenar al ostracismo a servidores públicos poco honorables, para alejarse del precipicio del autoritarismo. Por todo eso, y más, convendría la urgencia de semejante refundación.
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