Los embajadores de los 27 países de la Unión Europea han dado el visto bueno este miércoles a una nueva batería de sanciones contra Rusia, aumentando la presión sobre el Kremlin, entre la expectación que genera una posible reunión en Turquía entre el presidente ruso Vladímir Putin, y el ucraniano, Volodímir Zelenski.
«Estamos aumentando la presión sobre Rusia para que ponga fin a su guerra», ha dicho en una publicación en redes sociales la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, que ha asegurado que las sanciones contribuyen a vaciar las arcas del Kremlin. Aunque pendiente de aprobación formal por parte de los ministros de Exteriores, que se reúnen la próxima semana en Bruselas, con esta decisión la UE refuerza sus sanciones contra Rusia.
En paralelo, la UE trabaja además con sus socios del G7, incluido Estados Unidos, con el objetivo de preparar un paquete de sanciones coordinado para empujar a Putin a que aplique el alto el fuego de 30 días propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y se siente a negociar. El presidente francés, Emmanuel Macron, confirmó en una entrevista el pasado martes que los aliados tienen el sector bancario y el petróleo en el punto de mira.
Flota fantasma
Mientras tanto, con esta decisión, la UE amplía las medidas para luchar contra la conocida como ‘flota fantasma‘ incluyendo 189 barcos más en la lista. Estas flotas utilizan una bandera distinta a la rusa para transportar crudo procedente del país para su comercialización con el objetivo de evadir las sanciones. En este sentido, las sanciones comunitarias también afectan a individuos y entidades que ayudan al Kremlin a sortear las medidas.
Además, los Veintisiete también han reforzado las bases legales para poder sancionar los ataques híbridos contra infraestructuras estratégicas, como los cortes de cables marinos, además de la lucha contra la propaganda. La UE también ha impuesto una nueva restricción comercial a productos químicos utilizados en la fabricación de misiles.
En el marco de las sanciones que abordan específicamente las violaciones de derechos humanos en terceros países, la UE impondrá también medidas contra varios oficiales del sistema de justicia ruso. En particular, las sanciones afectan a personas implicadas en la persecución y encarcelamiento de Alexéi Navalni, fallecido prisión en febrero del pasado año, y el activista y periodista Vladímir Kará-Murzá, liberado en el intercambio de prisioneros del pasado agosto.
«Esta guerra tiene que terminar. Mantendremos la presión sobre el Kremlin«, ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una publicación en redes sociales tras conocerse la decisión. «Es una señal clara de que la UE sigue unida en torno al pueblo ucraniano», ha dicho el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ante las dudas razonables sobre el apoyo de Hungría y Eslovaquia al paquete de sanciones.
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