No se me ocurre nada

No se me ocurre nada. / ShutterStock

Había, cerca de mi casa, una ferretería a la que mi padre me enviaba con frecuencia para hacer recados. Un día que iba a por media docena de alcayatas, la encontré con la persiana echada. Descubrí un cartel que decía: “Cerrado por inventario”. Lógicamente, asocié el término inventario a la palabra invento e imaginé al ferretero y a sus empleados ideando nuevas herramientas o tornillos entre los túneles formados por las altas estanterías.

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