Paco de Benito en el plató del nuevo concurso de La2, «Jeopardy» / RTVE
No una ni dos ni tres sino cuatro horas consecutivas de concursos han previsto los programadores de esta nueva era de la televisión pública. Muchas parecen. Más todavía. Diríase que lo que pretenden con esta medida, más que el solaz de la audiencia, es quitarse de encima cuanto antes todo el material de stock de que dispone la casa.
Expliquémoslo. Tanto Jeopardy (nueva apuesta) como El cazador cuentan con numerosos episodios (perdonen por llamarles así) grabados tiempo ya. Lo que se dice guardados en la nevera, para ser emitidos cuando la ocasión lo merezca. La pregunta es obvia: ¿ha llegado la hora en este momento? ¿Es la ocasión propicia? Aportemos un dato más al argumento. Los concursos de marras se programan justo después de Culturas 2, en la franja que arranca a las doce y media de la mañana.
¿Quieren saber qué audiencia conquistó el exquisito programa presentado por Tània Sarrias el pasado jueves? Les informo. Un 0,4 %, que según Kantar Media equivaldría a doce mil espectadores en todo el Estado español. Los programadores tienen complicado amarrar a muchos espectadores con Jeopardy y El cazador colocándolos precisamente a partir de las doce y media de la mañana, justo cuando la audiencia ha desaparecido (por desgracia) de las pantallas.
Doctores tiene la iglesia, se ha dicho siempre. Pero en este caso parece que la medida no tiene ningún futuro. Intuimos que en cuanto se agote el stock de programas acumulados este grueso de cuatro horas consecutivas de concursos pasará a ser historia. ¿O alguien cree que Jeopardy va a lograr cumplir los 28 años que acaba de celebrar en antena Saber y ganar? Aquí hay gato encerrado y todo huele a cualquier cosa menos a longevidad de la apuesta. Permaneceremos atentos a la pantalla.