La publicación de los mensajes intercambiados entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos entre 2020 y 2021 desvela cómo el presidente del Gobierno buscaba silenciar a los barones más díscolos con su política de pactos.
En esas comunicaciones, Sánchez arremete contra varios de sus dirigentes autonómicos con insultos como «hipócrita», «vomitivo» o «petardo» para referirse, entre otros, a Emiliano García-Page o Javier Lambán, y encarga a Ábalos, entonces su mano derecha en el Ejecutivo y en el PSOE, controlar a ambos.
Esos wasaps revelan, a juicio de los barones más críticos, la estrategia de Sánchez basada en cesiones a los independentistas o a «cualquier bicho viviente», en palabras de Page, para mantenerse en el poder. Es decir, la «política del todo vale para gobernar». «No se puede confundir unidad con uniformidad», ha reprochado la expresidenta andaluza Susana Díaz.
Aunque los mensajes, publicados por El Mundo, se enviaron hace cinco años, el origen de la «tensión de fondo» se remonta a 2015, cuando el PSOE, con Pedro Sánchez al frente, obtiene el peor resultado electoral de la historia del partido. «Ya no es fuentes ni lo que dicen unos y otros, es que lo he visto en transcripción, y eso es muy jodido, muy duro», ha confesado Díaz.
Para Page, el fondo del conflicto no era un pulso de poder personal, entonces entre Susana Díaz y Sánchez, sino una fractura ideológica: «Había un problema de fondo entre quienes no podíamos gobernar a cualquier precio y los que querían hacerlo. Esa tensión está desde entonces», ha dicho este lunes en una entrevista en Onda Cero.
«La dirección no quiso someterse a esos límites y eso desembocó en un infarto interno», ha lamentado. A partir de ese momento, ha recordado Page, se «plantea el pactar con los independentistas».
El propio Alfredo Ruiz Rubalcaba, fallecido hace hoy seis años, dijo que un buen Gobierno debía contar con «apoyos parlamentarios sólidos» porque, de no ser así, el resultado sería «chapucear». «Tú no puedes hacer depender la estabilidad del Gobierno de España con alguien cuyo objetivo político es irse de España, romperla, porque este es el problema», afirmó en una entrevista en 2016.
De hecho, Susana Díaz ha recordado la postura política de Rubalcaba. «Como decía él, el día que me dé igual el resultado que obtenga mi partido, no tendré que estar aquí». La exmandataria socialista ha reivindicado que su «lealtad al PSOE está por encima de los dirigentes de cada momento» y ha defendido que su posición política siempre ha sido «coherente con un modelo de país basado en los principios constitucionales».
Con el análisis de Page coincide también Javier Lambán. El expresidente de Aragón ha afirmado, también en el programa de Carlos Alsina, que «conforme fue aumentando la dependencia de agentes externos del partido que lo que pretenden es acabar con España y la Constitución española, fue disminuyendo la autonomía del partido como partido político y en este momento la organización es un auténtico páramo»
Lambán ha denunciado la «obsesión enfermiza» de Sánchez por «controlar y marcar la dirección» a los barones, imponiéndoles lo que debían «pensar y decir»: «La praxis era conocida y por algunos sufrida»,.
También ha criticado la «atmósfera irrespirable» que se instauró para quienes defendían la libertad de expresión dentro del partido y ha asegurado que el PSOE actual es «un páramo absoluto» donde la disidencia ha sido eliminada.
Asimismo, ha relatado que tuvo dos «broncas muy serias» con Sánchez por teléfono, «de las que hasta ahora no he hablado y no sé si algún día hablaré». Con Ábalos, entonces secretario de Organización del partido, tuvo también «reprimendas», pero las charlas «eran cordiales en generales».