“Hacía tiempo, mucho tiempo, que no vivía unas últimas diez vueltas con tanta tensión, con tanta presión, con tanto estrés como los últimos giros de Le Mans, pues no podía caerme. Hubiese sido una desgracia muy gorda”.
Le Mans, Francia, el gran premio en el mítico, popular y cinéfilo circuito de la Sarthe, tuvo un gran, un inmenso, un prodigioso Johan Zarco (“simplemente, fue mágico, un milagro, vamos”, dijo el piloto francés de Honda), pero tuvo un segundo vencedor, tan o más feliz, contento y orgulloso que el mismísimo ídolo, por un día, de toda Francia. El otro es, cómo no, el campeón Fabio Quartararo.
Ese otro piloto es el que ya todo el mundo considera nº 1 en todas las quinielas y apuestas para recuperar su cetro, el catalán Marc Márquez (Ducati), que acabó segundo y, tras los desastres sufridos (cero puntos ambos) por Àlex Márquez y ‘Pecco’ Bagnaia, tiene ya una ventaja considerable sobre su hermano de 22 puntos y 51 sobre el bicampeón de Ducati. Franco Morbidelli (Ducati) está a 85 puntos y Fabio Di Giannantonio (Ducati), a 97, un mundo. O dos.
«Si quiero ser campeón, y quiero, no puedo caerme como me caí en Austin y Jerez. Ya he gastado dos comodines y el de Le Mans no podía ser el tercero en seis carreras ¡ni hablar! Por eso fue muy estresante pilotar sobre una pista que era un espejo. Y por eso me sentí tan orgulloso de acabar segundo»
Márquez reconoce que la carrera de Le Mans, con hasta dos cambios de motos, de seco a lluvia, de lluvia a seco, por parte de muchos pilotos de MotoGP, fue una de las más difíciles, retorcidas y estresantes que ha vivido en su pletórica carrera en el Mundial de motos.
“Nunca, nunca, viví diez vueltas finales como las de este domingo. ¿Por qué?, pues muy sencillo, porque llevamos seis fines de semana, doce carreras y ya he gastado dos comodines, en Austin (EEUU) y Jerez y no podía permitirme el lujo de volver a caerme. No en Le Mans, no en lluvia, no yendo segundo y 19 segundos de Zarco. Y la tensión en esas vueltas no las recuerdan desde hace muchos años”.
Márquez insiste en que él tiene que estar presionado, contra las cuerdas, en tensión, en apuros para sacar lo mejor de él. “Cuando voy cómodo, cuando me creo que está todo hecho, cuando pienso que la moto me sacará de cualquier lio, es cuando freno mal, cuando arriesgo innecesariamente y cuando gato un nuevo comodín, cosa que ya no puedo permitirme”.
Por eso, cuenta, le ha dicho a su equipo que no le cuenten en la pizarra dónde están y cómo van su hermano Àlex y Bagnaia, sos dos únicos oponentes, de momento, en la lucha por el noveno título mundial de la máxima categoría que persigue. “Me enteré de casualidad cuando se cayó Àlex y fue porque en una pantalla vi que el tercero era Acosta a muchos segundos de mí”.
Márquez reconoce que, nada más cruzar la meta de Le Mans, soltó el mayor de los suspiros. “Sí, sé que mucha gente se dio cuenta y que alguno hasta debió pensar ‘caray, Marc celebra este segundo puesto como una victoria, como una liberación’. Pues sí, quien pensase así, acertó. Era vital cruzar la meta, asegurar los 20 puntos, no caerse y seguir sumando, por eso expresé mi felicidad con ese suspiro y esa vuelta de honor, que casi me sabe a victoria. Fue una lucha mental contra mí mismo, contra las dos caídas de Austin y Jerez”.
«No puedo relajarme, por eso le he pedido a mi equipo que no me cuente nunca donde está Àlex y donde está ‘Pecco’. Debo correr concentrado en lo que hago. No puedo despistarme. Si no corres al 100×100, te vas al suelo, cometes errores como en Austin y Jerez»
Marc reconoció que ante el caos que existió minutos antes de la salida, lluvia, no lluvia, mucha o poca, ruedas lisas o de lluvia, solo pensó en la clasificación. “Perseguí con la mirada a Àlex y ‘Pecco’ porque son los que tengo pegaditos en el Mundial e hice lo que ellos hicieron. Johan se la jugó, estaba en casa, no tenía nada, nada, que perder y salió victorioso. Ole por él, pues en pista era imparable, pero yo debía pensar en el Mundial”.
Normalmente, es el mayor de los Márquez Alentá el que inventa las cosas, el que cambia de estrategia, pero esta vez, con dos ceros en su cuenta, aseguró el tiro, por eso celebró el podio como un triuno más.
“Si quiero luchar por el título, y quiero, no puedo permitirme los errores de Austin y Jerez, ni repetirlos, claro”, sigue explicando el líder, ya en solitario, del Mundial de MotoGP. “Por eso me siento muy orgulloso, repito, por eso el gesto eufórico al cruzar la meta de Le Mans, de haber soportado, gobernado, la tensión, el estrés, de las últimas vueltas en Francia. Me duele la caída de Àlex, pero el domingo cenamos juntos, como hicimos en Jerez cuando se produjo la situación a la inversa, él ganó y yo me caí, y hoy, lunes, nos iremos a entrenar juntos”.