Los Thunder desesperan otra vez a Jokic para empatar la serie en Denver

Flirtearon con su fin, pero los Oklahoma City Thunder está bien vivos tras sobrevivir en las alturas en las alturas de Denver. Jóvenes que no verdes, el mejor equipo de la temporada regular demostró saber sufrir contra los Nuggets de Nikola Jokic (87-92) para empatar las series (2-2). Shai Gilgeous-Alexander, que será proclamado MVP durante esta semana, emergió con 25 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias tras su tenue Game 3 ante el todavía MVP reinante, un Jokic que produjo que no dominó pese a sus 27 puntos, 13 rebotes y 3 asistencias. No le pudo ayudar como hizo el viernes Jamal Murray, con 17 puntos frente a los 27 del Game 3 con un pobre 5/15 en tiros de campo. 

El triple MVP, a punto de ceder su corona, vio su eficiencia e influencia en la creación de juego secuestradas por un portentoso despliegue de la mejor defensa de la NBA. Logrando hasta meterse ya en la cabeza del Joker -el serbio manifestó su frustración mucho más de la habitual-, Oklahoma limitó al pívot a un de nuevo insólito 8/22 en tiros de campo y un 2/8 en triples. También dejándole en tres asistencias para evitar un 3-1 en la serie que habría sido definitivo. 

Como pregonan resignados todos los entrenadores, es imposible parar a Jokic. Si un caso, elegir cómo te torture. Y en este caso alterar la eficiencia y vasta influencia del interior fue todo un éxito en el plan de partido del equipo de Mark Daigneault, que llegó al último cuarto 69-63 abajo tras ganar de 12 en el segundo cuarto. Tan cerca pero a la vez tan lejos esos 6 tantos de diferencia en un feo y embarrado encuentro de baja anotación hasta el punto de que el combinado de 25 puntos del primer cuarto -8-17 para Oklahoma-, fue la anotación más baja de siempre en un cuarto en playoffs. 

Un hecho de impacto en el contexto de un ataque en continua expansión en la NBA. Como también el desplante a ese triple cuya moda sigue creciendo, con un 24% desde el perímetro para ambos equipos. Con tanto tiro exterior fallido, Oklahoma se quedó en 20 asistencias y Denver en 20. Ambos están llevando a otro nivel eso de anular al otro y dando la misma prioridad a la protección de la pintura con el beneplácito de conceder un sinfín de triples liberados.  

Pero en tal guerra de trincheras, de rebote y de contacto, Shai Gilgeous-Alexander demostró ser un más que válido sucesor al trono de mejor jugador del mundo de Jokic. Sofocado hasta ahora en la mayor parte de la serie por el factor X Christian Braun y cuestionada su esencia de MVP, el base canadiense irrumpió sobre todo al final con 9 de sus 25 puntos en el último cuarto para acabar con un 8/19 en tiros de campo y un 0/5 en triples. 

Incapaz de desbordar a Braun en el anterior encuentro, Shai encontró soluciones cuando su equipo más lo necesitaba, buscando el poste ante un defensor de menor envergadura y tirando de bloqueos fantasmas y salir de bloqueos por el ángulo contrario al de la pantalla para sorprender al escolta y Nikola Jokic en el 2×2. 

En partido de tal escasez ofensiva, Gilgeous-Alexander encontró poco apoyo anotador a su alrededor, con 11 puntos para Aaron Wiggins y Cason Wallace y 10 para Jalen Williams y Alex Caruso. Solo también se quedó Jokic en Denver, con 17 puntos para Murray y Braun y 15 para Aaron Gordon pero sólo 3 para un Michael Porter Jr. con un aparatoso vendaje en su hombro. Aunque lo más preocupante fue la pírrica aportación desde el banquillo sólo 8 puntos con 6 para un Russell Westbrook en la versión del Russ que desespera con un 2/12 en tiros de campo. Los Nuggets miraron con envidia al banquillo de OKC, con unos valiosos 35 puntos. 

A los Thunder se les sigue atragantando la zona de Denver, un 2-3 en ocasiones con forma de 2-1-2 con Jokic en el medio para conceder menos espacio a la salida del pick and roll. Pero la inspiración y lectura de Shai al final así como la contribución del jugador que tenía al lado a un pase de distancia con penetraciones y cortes fueron claves para abrir el cerrojo. 

El problema para los Nuggets, cómo reavivar un ataque que la mejor defensa de la NBA tiene bien sujetado. No entraron los triples como en el partido anterior, pero eso es en realidad una inteligente concesión en el plan de Oklahoma ante el equipo que menos tiros exteriores toma de la mejor liga del mundo. 

Alex Caruso, campeón con los Lakers en 2020, está siendo hasta el momento el factor X de los Thunder con sus triples y ayer sobre todo también en defensa. Con su persecución a Murray, el base fue vital para neutralizar el pick and roll del canadiense con Nikola Jokic en el codo, siempre un seguro de vida para Denver. 

Los Nuggets necesitan más dinamismo en su juego posicional ante un equipo hecho precisamente para embarrar su fluidez con su ejército de perros de presa ante los movimientos con y sin balón de Denver. Acorralado por el tráfico interior, Jokic se está quedando sin respuestas y eso convierte en previsible el juego del campeón de 2023. El serbio se está enfrentando a una defensa hasta se puede decir que innovadora, pudiéndose ver defendido hasta por cinco jugadores distintos en un mismo partido entre interiores como Isaiah Hartenstein y jugadores perimetrales como Caruso, más pequeños pero con una gran actividad de brazos y capacidad de anticipación. 

Todo hay que decirlo, los árbitros están siendo demasiado permisivos con la despiadada defensa sobre el Joker, que tampoco se frustra por cualquier cosa como están siendo tantos empujones, agarrones y hasta placajes. Dirán los conspiracionistas que la NBA no quería que la serie quedara casi resuelta con el anuncio inminente del MVP en medio del duelo entre el poseedor del trono y su sucesor, ambos tan fascinantes por heterodoxos. 

Pero hay que dar todo el crédito a estos Thunder a contracorriente por jóvenes y por abrazar la defensa en la peor era para defender entre el creciente talento ofensivo y las reglas. La serie bien merece ser un serial de más capítulos. El próximo, la madrugada del martes al miércoles en Oklahoma (03:30, hora de España).



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