Un corredor es un pasillo territorial, pero también alguien que practica la carrera en competiciones deportivas. El corredor del Noroeste, el nuestro, es un enorme pasillo, un ventanal de 134.000 kilómetros cuadrados al que se asoman cada día seis millones de almas. Pero también un territorio que ha de calzarse las zapatillas de deporte y salir con urgencia a correr, a competir, con la energía pulmonar que generan casi 400.000 empresas y el valor añadido del 11,7% del Producto Interior Bruto nacional, hasta superar los 176.000 millones de euros.
A toda velocidad, pues la competición ya ha comenzado y hay otros territorios con más carga de entrenamientos y mejor pertrechados, el Noroeste ha de ponerse el chándal y salir a correr. Conviene prepararse para las carreras de fondo, las de largo recorrido, las que exigen piernas y pulmones. Asturias, Galicia y Castilla y León han de aprender a pasarse el testigo en una carrera de relevos para alcanzar metas comunes.
Inevitablemente, el noroeste es periferia. Las regiones están donde están, no se pueden voltear los mapas ni invertir los polos. Pero semejante desventaja puede convertirse en oportunidad si las tres comunidades autónomas que hoy se dan la mano en Santiago de Compostela, con el aliento de sus principales agentes económicos, crean lazos, construyen puentes y tejen alianzas, con independencia de las siglas políticas que gobiernan cada uno de esos territorios hermanos. Hay que poner el noroeste en el centro del debate. Y tener amplitud de miras, que seis ojos ven más que dos.
Suscríbete para seguir leyendo