José Luis Ábalos presiona a Pedro Sánchez con la divulgación de sus conversaciones para que le proteja de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y de la Fiscalía Anticorrupción.
Ábalos aseguró a EL ESPAÑOL tener documentación e información sensible sobre Sánchez tras publicarse la auditoría de Óscar Puente sobre la compra de las mascarillas: «Si hablo, puedo hacer caer el Gobierno».
«Cualquier exsecretario de Organización tiene toda la información del partido» e incluso «todos los detalles de las primarias», añadió.
Fuentes cercanas al suministro afirman a este periódico que parte de esa documentación en poder de Ábalos son los mensajes de WhatsApp publicados por El Mundo sobre su relación con los barones díscolos del PSOE.
«Cada vez hablo menos y eso igual es un error», dijo Ábalos a EL ESPAÑOL el pasado mes de agosto mandando un primer aviso al Ejecutivo.
Esta amenaza velada a Pedro Sánchez se produjo tras haberse conocido que duplicó en 38 minutos la orden de compra de material sanitario a la empresa vinculada a Víctor de Aldama.
«No hay dirección ni de Gobierno ni de partido. Van a salvarse su culo. Son como pollos sin cabeza», afirmó el exministro de Transportes cuando temía que el informe encargado a Puente pudiera acabar, tal y como sucedió después, con su imputación en el Tribunal Supremo.
De hecho, Ábalos afeaba entonces que no hubiera crítica interna en el PSOE: «No hay partido desde hace mucho tiempo, son todos súbditos de Pedro».
En los mensajes publicados por El Mundo, Sánchez critica a Emiliano García-Page, Javier Lambán y Guillermo Fernández Vara por no seguir la argumentación de su Gobierno sobre los indultos a los líderes del procés o los pactos con Bildu.
El presidente ordena a Ábalos que le diga a Page que deje de «tocar los cojones», llama «petardo» a Lambán y dice que es «impresentable» un tuit de Vara.
En los últimos meses, Ábalos está muy molesto con el Ministerio de Interior. El que fuera secretario de Organización del PSOE cree que se ha hecho «una investigación selectiva» y que la UCO ha escarbado en sus temas personales sin que fuera el objeto de la causa.
Guerra contra Marlaska
El exministro ha emprendido una guerra contra la Guardia Civil y contra el que fuera su compañero y titular de Interior Fernando Grande-Marlaska.
Tal y como publicó EL ESPAÑOL el pasado mes, Ábalos intenta equiparar el papel de Marlaska y su número dos con el suyo y el de Koldo en la trama de las mascarillas.
El que fuera número tres del PSOE pidió que tanto Marlaska como el secretario de Estado Rafael Pérez declararan en el Tribunal Supremo.
Este fue el último aviso de Ábalos al Gobierno antes de que, poco más de un mes después, se haya divulgado una pequeña parte de sus conversaciones con Pedro Sánchez.
El que fuera la mano derecha del presidente del Gobierno quiere, principalmente, que el Ejecutivo controle a la UCO cuando los investigadores preparan un nuevo informe sobre los amaños de obra pública confesados por Víctor de Aldama.
Además, Ábalos sostiene que la Fiscalía Anticorrupción está siendo demasiado «agresiva» en sus posiciones sobre su caso.
El propio exministro ha asegurado a lo largo de la instrucción del llamado caso Koldo que la Guardia Civil está dejando fuera de sus escritos hechos relevantes «sobre Marlaska y Rafael Pérez».
De igual forma, Ábalos se ha quejado de que no se incluyeran en los informes de la UCO los favores que hizo Koldo a familiares de altos mandos de la Guardia Civil y sí se hiciera hincapié en los enchufes de Jésica y Miss Asturias en empresas públicas.
El ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, describió este domingo la difusión de los WhatsApps entre Ábalos y Sánchez como «bulos y fango de la ultraderecha».
Por su parte, el PP cree que los mensajes publicados muestran «el retrato robot de Pedro Sánchez: autoritario, sin escrúpulos, con una sed de venganza brutal, tanto dentro como fuera del PSOE».