Luis Alberto Hernando ha vuelto a La Palma. Lo ha hecho sin grandes expectativas deportivas, con entrenamientos irregulares y tras abandonar en Penyagolosa. Pero también ha vuelto con la mochila cargada de razones más profundas: lealtad, amor por el trail y una conexión emocional que va más allá de cualquier crono. A sus 46 años, el tricampeón de Transvulcania regresa con la misma ilusión que en su primera vez, aunque desde otra perspectiva. Más humana. Más coherente.
«El rendimiento ha pasado a segundo plano. Ahora corro para disfrutar y para que mis hijos vean de qué va este deporte», confesó en el pódcast ‘TrailRun’ especial Transvulcania 2025. «Podría haberme quedado en casa tras lo de Penyagolosa, pero no me lo planteé. A Transvulcania no se falta«.
Luis habla con la voz de quien ha vivido todo. En 2013 debutó en la isla. En 2014, 2015 y 2016 firmó un triplete legendario que le convirtió en ídolo local. Hoy, su discurso no tiene trampa ni nostalgia forzada. Sabe dónde está. Sabe lo que fue. Y sabe por qué sigue aquí.
«No confío en tener ritmo ni piernas en el Roque, sería imposible«, reconoce. «Pero este sitio lo merece todo. Y yo no puedo dejar de venir».
La conexión con la carrera y con La Palma traspasa lo competitivo. En la entrevista con Depa en el pódcast, recuerda cómo venía solo hace una década. Ahora viaja con su familia, organiza sus avituallamientos pensando en estar cómodo más que en ganar segundos y quiere que sus hijos comprendan el esfuerzo que implica cruzar esa meta.
«Ya no me pongo nervioso al hacer la maleta. Ahora quiero que mis hijos vean cómo se pelea en este deporte. Y si no me ven en cabeza, que vean a los que ahora están ahí«.
Transvulcania, como carrera y como experiencia, también ha cambiado. Luis echa de menos cosas. El ambientazo de antaño, la presencia de Kilian Jornet, la densidad de público en meta. Pero valora que lo esencial siga intacto: el cariño palmero, la exigencia del circuito, la emoción de correr por un trazado que conoce palmo a palmo. «El calor de la gente desde que bajas del avión es brutal. Te hacen sentir importante. Eso no se olvida«, confiesa.
Gracias al impulso de su equipo, adidas TERREX, Luis ha encontrado nuevas motivaciones. En 2024 ya amagó con la retirada, pero el respaldo le reactivó. «Terrex fue el culpable de que siga entrenando. Me devolvieron las ganas«, admite con sinceridad.
Transvulcania 2025 será una edición más en su palmarés, pero también un testimonio vivo de lo que significa pertenecer a un lugar, incluso sin haber nacido allí. Luis Alberto no necesita ganar para ser leyenda. Solo necesita estar. Y este sábado, estará.