Desde su participación en el segundo Foro Financiero de Prensa Ibérica con EL PERIÓDICO y ‘activos’, en Barcelona, en diciembre pasado, Donald Trump ya ejerce en la Casa Blanca y la guerra arancelaria, con sus matices, amenazas y negociaciones, está encima de la mesa. ¿Cuál es su análisis del momento actual?
El primer punto es que esta impredecibilidad se está convirtiendo en el único escenario predecible. Trump está cambiando la manera en que se funcionaba a niveles multilaterales. Usa las redes sociales: su lenguaje, sus tiempos y su comportamiento, que se están apropiando de la multilateralidad, de la diplomacia y de las negociaciones. Debemos tenerlo en cuenta, ya que es un cambio radical. Los europeos no estamos preparados para este cambio. Nos tenemos que adaptar. Y segundo, hay ya algunos efectos negativos como consecuencia del estilo de negociación de Trump. Empieza a declinar el crecimiento y perjudica a la estabilidad en cualquier lugar de Occidente. La buena noticia es que la UE está más unida e intenta reaccionar con más intensidad, profundizando en su integración. Este es el gran cambio respecto a nuestro encuentro en diciembre. En estos tres meses la Comisión Europea ha adaptado distintos planes y propuestas para la aceleración del mercado interno. No lo esperaba. Buenas noticias y malas noticias a las que nos tendremos que adaptar.
¿Puede Trump rectificar a medida que sus votantes en EEUU empiecen a mostrar su preocupación por los efectos económicos de sus decisiones y cómo les afecta en el bolsillo?
Es parte de esta impredecibilidad. Entre sus votantes y amigos, hay aquellos que están perdiendo dinero, pero luego hay otros que están ganando dinero. En las últimas semanas, algunos de ellos lo han pasado muy bien. Sin embargo, no sé cuál será la reacción de sus admiradores si las cosas les van mal. Sí que me ha sorprendido mucho la respuesta de hasta 180 universidades [entre ellas, Harvard, Columbia y Stanford] contra el intento del Gobierno de controlar la libertad académica, atacar su autonomía institucional y retirar recursos a la investigación. Será un test para el sistema y los negocios, ya que las universidades en EEUU son parte del sistema económico. El principal punto es cómo la UE puede reaccionar, incluso amenazar y tomar medidas contra los dos principales sectores clave en que EEUU es líder mundial: finanzas y tecnología. Si los gigantes tecnológicos y de las finanzas se arriesgan a perder demasiado dinero, esto presionará a Trump. Es el gran interrogante: cuál será la reacción de este para limitar la situación.
La Comisión Europea está actuando ya en el sector financiero y en el de defensa. Faltan aún planes en energía y telecomunicaciones.
Usted ha mencionado que la UE ha acelerado, pero, en Bruselas, por ejemplo, hay una queja constante sobre las dificultades de eliminar los cuellos de botella que impiden poner en marcha cuanto antes las reformas estructurales en sectores fundamentales que menciona su informe y el informe elaborado por Mario Draghi.
Los cuellos de botella siguen presentes. Lo interesante es que la Comisión ya ha presentado la brújula de la competitividad. Específicamente, en finanzas, la comisaria de Servicios Financieros, Maria Luís Albuquerque, ha presentado el plan para tener una Unión de Ahorro e Inversiones. Solo con su presentación cambia el terreno de juego. Como indico en mi informe, la razón por la que EEUU es tan fuerte económicamente es por la fortaleza y la unidad de su mercado de capitales. Nosotros tenemos 27 pequeños mercados financieros. Estos planes significan que la Comisión Europea entiende el problema y está dispuesta a actuar en términos concretos. Soy optimista. Es verdad que en otros dos aspectos vitales para Europa, energía y telecomunicaciones, estamos todavía esperando los planes. Por lo contrario, en defensa, el cuarto ítem en que destaqué la necesidad de actuar, hay ya un plan que está funcionando. Ocurren cosas y solo llevamos cinco meses desde el principio de la nueva Comisión Europea. Mi temor es que toda esta guerra comercial absorba toda la energía. Significaría que la UE no puede centrarse en aplicar los grandes planes y eliminar los cuellos de botella.
Con las nuevas inversiones previstas, ahora en defensa, ¿considera que hay peligro de una acumulación excesiva de deuda?
Sí. La deuda es un problema que puede agravarse si la economía crece menos. Solo podemos sostener estos niveles de deuda con un crecimiento importante. El gran cambio de expectativas político lo forma el nuevo Gobierno alemán, liderado por el canciller Friedrich Merz. Estará focalizado en cómo fomentar un mayor crecimiento y una mayor competitividad. Cómo acelerar la integración de estos mercados financieros. Me reuní dos veces con Merz para la elaboración de mi informe y me dio la impresión de que es una persona comprometida con esta integración.
¿Cómo debe la UE tratarse con China?
Europa debe permanecer abierta con el resto del mundo. Más que en el pasado. Con el Mercosur, la Asean, Sudáfrica, la India y, sí, también China. Pero debemos ser cautos con China. Es un país complicado y un gigante. Es fácil pensar que una manera de responder a Trump sería abrirse mucho más con China, pero quizá es incluso demasiado hoy. Precaución es la aproximación adecuada.
No puede faltar una pregunta sobre un posible acuerdo entre Rusia y Ucrania.
En Semana Santa, tras anunciar el cese del fuego, drones rusos mataron a varios civiles en Ucrania, lo que significa que la credibilidad de los rusos es muy limitada. No soy optimista. Espero que haya negociaciones, pero hasta la fecha Trump no ha mostrado su estrategia. Y para negociar con Vladímir Putin hay que ser muy duro. Si no, puede ser muy complicado obtener un resultado satisfactorio.
Con la mirada puesta en el Mediterráneo, ¿qué más puede hacer la orilla norte de Europa para ayudar a la orilla sur?
Una buena manera de empezar es con las universidades. Hay que tener un buen plan para unir las universidades del norte con las del sur, con actividades, trayendo y llevando profesores y estudiantes de un lado a otro. Sería una manera fantástica de generar buena voluntad y de reforzar los contactos.