León XIV ha pronunciado este viernes su primera homilía como Pontífice, una aloución de lenguaje mesurado que ha arrancado con una referencia al Concilio Vaticano II, la gran reunión reformadora del siglo XX, y ha citado al difunto papa Francisco. «Al llamarme a través del voto de ustedes a suceder al primero de los Apóstoles, me confía este tesoro a mí […] de modo que esta sea cada vez más la ciudad puesta sobre el monte, arca de salvación que navega a través de las mareas de la historia, faro que ilumina las noches del mundo», ha empezado diciendo el nuevo Papa. «Y esto no tanto gracias a la magnificencia de sus estructuras y a la grandiosidad de sus construcciones», ha añadido casi 24 horas después de su designación.
Con ello, el primer Papa estadounidense y agustino ha hablado sobre «los contextos en los que la fe cristiana es vista como absurda, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer«. «Hablamos de ambientes […] donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece», ha continuado, en una alocución pronunciada precisamente pocos días después de que el hoy presidente de su país, Donald Trump, publicara una imagen de él mismo difrazado de Papa en redes sociales.
La falta de fe
Estos son «son lugares en los que la misión [de la Iglesia católica] es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad», ha añadido el nuevo Papa, nieto de emigrantes europeos (españoles, franceses e italianos), que transcurrió décadas en Perù y habla perfectamente el español.
«No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre, y esto no sólo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo
de hecho», ha puntualizado también en su homilía, muy esperada por ser un adelanto del pontificado que León XIV llevará adelante.
León XIV se ha pronunciado así, apelándose también a la confianza entre los cardenales y a la unidad, en otra solemne ceremonia celebrada en la basílica de San Pedro, a la que llegó con unos zapatos negros, similares a los que usaba Francisco, pero también portando una cruz pastoral realizada para Benedicto XVI.