Si con el nombramiento del argentino Jorge Bergoglio, el difunto papa Francisco, la Iglesia católica hizo historia al nombrar al primer pontífice del continente americano y el hemisferio sur, este jueves ha vuelto a sorprender al elegir al primer estadounidense como heredero del trono de San Pedro, Robert Francis Prevost, quien ha optado como nombre pontificio por el de León XIV.
Nacido en Chicago en 1955, Prevost está considerado un hombre de escucha y de síntesis, y ha sido clasificado en el grupo de los moderados, con unas posiciones en las antípodas del presidente de EEUU, Donald Trump. En su perfil de Twitter, ha compartido publicaciones críticas con las medidas antiinmigración del republicano, como las deportaciones masivas, o con declaraciones del vicepresidente JD Vance sobre una supuesta jerarquía del amor cristiano.
A su favor destaca su conocimiento del terreno, pues ha sido durante años misionero, como de los entresijos del Vaticano. «Un obispo no debe ser un pequeño príncipe sentado en su reino, debe estar cerca de la gente a la que sirve y caminar con ellos, sufrir con ellos», afirmó a Vatican News en 2024, en unas declaraciones que dejan entrever un papado en la línea de su antecesor.
Fue nombrado cardenal hace solo dos años, en 2023, por Francisco, quien le tenía un gran aprecio, y antes fue miembro de siete dicasterios (los ministerios del Vaticano), entre ellos el poderoso Dicasterio de los Obispos, lo que le convirtió en asesor del Papa en el nombramiento de prelados.
Considerado discreto y reservado, pasó buena parte de sus primeros años en las «periferias«, territorios remotos o hasta entonces desatendidos por la Iglesia. Pasó dos décadas en Perú, donde realizó trabajo misionero, y se convirtió en arzobispo emérito de Chiclayo, en el norte del país. El cariño y los lazos trabados en esta época le valieron la nacionalidad peruana y este jueves ha dirigido unas breves palabras en español en su discurso en el balcón de la basílica de San Pedro.
También tiene reputación en el seno de la curia, el gobierno del Vaticano, donde tiene fama de ser un moderado capaz de reconciliar opiniones divergentes.
«El menos estadounidense de los estadounidenses»
El diario italiano ‘La Repubblica’ lo describió como «el menos estadounidense de los estadounidenses» por su tono moderado. Su profundo conocimiento del derecho canónico también lo hacía tranquilizador a los ojos de los cardenales conservadores que aspiraban a una mayor atención a la teología. Tras la muerte de Francisco, dijo que «todavía queda mucho por hacer» dentro de la Iglesia.
«No podemos detenernos, no podemos retroceder. Debemos ver qué quiere el Espíritu Santo para la Iglesia de hoy y de mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el de hace 10 o 20 años», dijo en abril. «El mensaje sigue siendo el mismo (…) pero la manera de llegar hoy a la gente, a los jóvenes, a los pobres, a los políticos, es diferente», afirmó.