La exposición ‘La piel del Levante del siglo XXI’ en Nuevo Centro acogió una mesa redonda que contó con la presencia de cuatro leyendas levantinistas: Sergio Ballesteros, Juanfran, Héctor Rodas y Pallardó. Sus nombres están escritos con letras de oro en la historia del club después de conseguir, en la temporada del centenario, un ascenso a Primera División y así los recibió la afición: desde la máxima admiración, con absoluto respeto y deseando rememorar cómo aquel equipo, cuyo mayor éxito fue su calidad humana y su alta capacidad para dejarse el alma en cada balón, logró un hito que cambió la historia del Levante.
La frase ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’ tiene tintes de realidad comparado con la actualidad, pero, a falta de cuatro partidos para finalizar la temporada, el conjunto de Julián Calero depende de sí mismo para cambiar el destino del club y reeditar la hazaña de 2010. Muchos comparan aquella gesta con la actual, debido a que el escenario financiero en ambos casos fue de debilidad, aunque la similitud reside en el rendimiento deportivo y, sobre todo, en cómo la afición se identifica con cada uno de sus futbolistas. Por ello, la mesa redonda sirvió para recordar tiempos inolvidables. No obstante, se cerró con una conjura entre los presentes para afrontar el tramo final de curso desde la máxima ilusión y con la esperanza de que, tal y como auguró Calero en su presentación como nuevo técnico del Levante, todo va a salir bien.
Ballesteros, capitán general no solo de ese equipo, sino también de todos los que defendió con la elástica levantinista, representa los valores del club en la totalidad de su esplendor: pundonor, garra, sacrificio y entrega. Curtido en mil batallas, y exponente por excelencia de lo que quiere la afición de su equipo, le transmitió a los futbolistas dirigidos por Julián Calero que disfruten del momento. Que el escenario actual, con la difícil visita al Martínez Valero como primer obstáculo a superar, no les genere una presión innecesaria, ya que es la recompensa a un año cargado de trabajo. «Nosotros, cuando conseguimos el ascenso, sabíamos que había una necesidad, pero no llegamos a bloquearnos ni a tener toda la presión del mundo. Parece que el del sábado es un partido definitivo, pero, si es definitivo para alguien, es para el Elche. El ascenso es un premio, no una obligación. Tiene que pelearse a través de la alegría, del juego y de hacer todo lo que has hecho durante el año. Ahora, en esta recta final, es cuando más tranquilidad hay que tener al saber que todo lo que has hecho durante el año te ha llevado a disputar estos partidos. Son un premio y hay que aprovecharlo».
Juanfran, otro referente de la parroquia granota, fue uno de los mayores baluartes de ese vestuario por su forma de afrontar el día a día y por su manera de gestionar la presión. Su entereza, después de disputar enfrentamientos de todo tipo como lateral izquierdo antes de regresar al Levante, contagió a sus compañeros y les sirvió para disfrutar de un camino que les llevó a la máxima categoría del fútbol español. El eterno ‘12’ tiene clara la receta sobre la que el equipo de Calero debe dar el salto a la élite. «Nosotros tuvimos la suerte de transformar los nervios en una virtud. Nuestra virtud fue disfrutar de lo que estábamos consiguiendo sin pensar en nada más. Nos tomábamos el ascenso sin ponernos una mochila a las espaldas. Disfrutábamos del momento y de lo que estábamos haciendo. Que los nervios se lo lleven otros. Hay que asumir la responsabilidad, por supuesto, pero, al mismo tiempo, disfrutarla. El Levante está en condiciones de pelear por todo. Han demostrado, en estas 38 jornadas, que son capaces de hacer lo que ellos quieran», dijo antes de que Rodas, secretario técnico del club, siguiera el mismo discurso.
«Hay que disfrutar del día a día, cada partido será una historia y los rivales también podrán fallar. No tienen que pensar que es una final, simplemente es uno más de los cuatro que quedan. Han demostrado ser los segundos más regulares de la temporada. Quiere decir que están haciendo bien las cosas y que tienen que confiar en ellos. El trabajo y los procesos tendrán sus frutos. Espero que haya un final feliz». De hecho, Pallardó lanzó un mensaje tan contundente como esperanzador. El mítico ‘14’ formó parte de un Levante que, contra todo pronóstico, logró pelear por objetivos ilusionantes. Y casi 15 años después, está convencido de que esta temporada formará parte de la historia del club. «Nos han dado por muertos, pero volveremos a resucitar. La historia se repetirá y volveremos a Primera División. Macho Levante», cerró Pallardó entre los aplausos de una afición que nunca perderá la fe en los suyos. La misma que sábado viajará en masa a Elche para no dejar de creer en el ascenso a la máxima categoría.