Si los ojos de todo el mundo están puestos en la Ciudad del Vaticano, los de aquellas personas que viven la Iglesia católica desde dentro todavía permanecen más atentos. Ese es el caso de las dos diócesis que abarcan a municipios de la provincia: la de Segorbe–Castellón y la de Tortosa. Al fin y al cabo, del resultado de las votaciones cardenalicias en la Capilla Sixtina saldrá el futuro jefe de la Iglesia, que dictará las pautas a seguir en dichas diócesis a partir de ahora.
Siguiéndolo de cerca
Ninguno de los dos obispos provinciales, Casimiro López (Segorbe-Castellón) y Sergi Gordo (Tortosa) están dentro del cónclave en Roma, puesto que ese privilegio está reservado solo para los cardenales, que se encuentran un par de rangos por encima en la jerarquía de la Iglesia.
No obstante, las dos diócesis siguen el proceso papal y, consultadas por Mediterráneo, dan su visión sobre la elección y el estado de la congregación.
«Abierto a la voluntad de Dios»
«Lo vivo con mucha oración y la esperanza cristiana de que el Espíritu Santo nos dará el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en estos momentos», asegura Casimiro López. El prelado de Segorbe-Castellón se mantiene neutral respecto a las votaciones: «Personalmente no tengo favoritos, estoy abierto a la voluntad de Dios». Y recalca que tiene la seguridad de que el próximo sumo pontífice será «el Papa de todos».
Francisco estableció una senda de cambios para construir un catolicismo enfocado a la misericordia, las periferias y el concepto de sinodalidad (caminar juntos escuchando al resto de la comunidad para saber discernir cuál es la voluntad de Dios). «En continuidad con los papas anteriores, debe reforzarse la conversión, personal y comunitaria a Jesucristo y el Evangelio, que lleve a toda la Iglesia a una conversión pastoral y misionera, como nos pidió el papa Francisco», dice López. «Una Iglesia en salida misionera que lleve a todas las periferias geográficas y existenciales la alegría salvadora del Evangelio», recalca. El obispo señala que «en un mundo con claros síntomas de desesperanza», el cardenal que salga elegido como Papa debe construir una Iglesia que sea «signo de esperanza».
Optimismo sin tensión
Igual de optimistas con el futuro se muestran fuentes de la Diócesis de Tortosa, en la que su obispo, Sergi Gordo, afronta unos leves problemas de salud que le impiden contestar personalmente a las preguntas de este diario.
«Un momento importante como el cónclave en la Iglesia lo vivimos con la esperanza arraigada en el amor providente del señor», señalan. Para esta diócesis, «la incertidumbre sobre quién será el nuevo Papa es una cuestión mediática», así que entre los fieles no hay «tensión» por la decisión. Entre los puntos a abordar por el futuro pontífice, destaca para la sede tortosina «la urgencia de construir un mundo de hermanos con la implicación activa de todos».