Los jugadores del PSG celebran un gol ante el Arsenal / YOAN VALAT / EFE
Solo le falta una ‘Orejona’ al megaproyecto del París Saint-Germain. 14 años más tarde y 2.283 millones después, Qatar Sports Investments está a un solo paso de su gran sueño. Y todo, en una temporada en la que nadie contaba con ellos. Sin Mbappé (cosas del destino…), con jóvenes aún por explotar en la escala internacional, con Dembélé como puntal del proyecto en horas bajas tras su salida del Barça y con la Ligue 1 menos competitiva de los últimos años. Pero no se puede subestimar a Luis Enrique, el verdadero líder de un equipo a punto de hacer historia.
En el fútbol moderno, el dinero no siempre significa éxito. Y Nasser Al Khelaïfi ha aprendido a base de ‘fracasos’, sobre todo en Europa. El más sonado, en la final de la ‘Champions express’ de 2020 debido al Covid-19 que perdió ante el Bayern de Múnich (0-1). Todos recordamos la foto de Neymar llorando. Era su momento pero no se dio. Mbappé, Messi, Zlatan, Beckham, Canavi, Di María, Sergio Ramos… todos lo habían intentado, sin éxito.

Neymar, llorando tras no ganar la Champions con el PSG / EFE
Al final, el grupo inversor, ha encontrado otra vía: la de apostar por el talento nacional, encontrar a un cabecilla que crea en el proyecto y crear un equipo sin ‘egos’ excesivamente grandes. Era la clave del éxito.
Y así, el fútbol da sus revanchas. Es cinco años más tarde, sin superestrellas que costaron cientos de millones, ni tridentes mágicos que no acabaron de funcionar. El francés que puede llevar al equipo de la capital a la cima es Ousmane, un futbolista que pasó siete temporadas en Barcelona sin pena ni gloria. Al final, lo que necesitaba es estar en ‘casa’, y un técnico que le ‘castigue’ por indisciplina. Y Al-Khelaifi necesitaba otros talentos que han subido con fuerza: Vitinha, Joao Neves, Desiré Doué, Bradley Barcola o Khvicha Kvaratskhelia, sin olvidar a los asentados como Achraf Hakimi, Fabián Ruiz o Gianluigi Donnarumma.
En un momento realmente pobre en el panorama del fútbol francés, el deporte galo se merece una alegría. La Ligue 1, una de las cinco grandes ligas del mundo, necesita una inyección de júbilo. Esta Champions puede ser clave para el bienestar económico de la competición local en el futuro más cercano.
Y el PSG cerraría su círculo. Lo han ganado todo, menos una cosa. Desde 2011 que el trofeo más preciado era la Champions League. Ahora, solo el Inter se lo impide. Lo consiguió el Chelsea al inicio de la década, el Manchester City en 2023 y ahora le toca a un equipo parisino que lo tiene todo para poder ganar. La Champions espera a la ‘ciudad del amor’.
Una década más tarde, Luis Enrique, un entrenador que ha remado siempre a contracorriente, puede ganar su segundo triplete. Qué relato tan entrañable.