Rodrygo y Brahim han sido los dos primeros recursos que ha utilizado Carlo Ancelotti a lo largo de la temporada para acompañar a Vinicius y Mbappé en ataque. Ambos venían cumpliendo con su papel sacrificándose defensivamente para liberar a ambos compañeros, aunque la fórmula de jugar con tres delanteros no le ha funcionado a Ancelotti esta temporada.
Intrascendentes
El brasileño y el marroquí se han vuelto intrascendentes en esta recta final de la temporada, en la que los blancos se han jugado sus opciones de ganar la Copa del Rey y la Champions. Dos títulos que se ha dejado en el camino en los que Rodrygo y Brahim han pasado inadvertidos siguiendo esa línea de rendimiento descendiente de sus últimas apariciones.
No es que el resto de los compañeros hayan brillado más, pero se esperaba que ambos fueran apoyos claves para el equipo y no lo han sido. Sus números delatan su escasa aportación ofensiva, además de apagar ese talento individual que sorprendía a las defensas rivales más preocupadas en anular a Vinicius y Mbappé que a ellos. Pero no aprovecharon esa pequeña ventaja que sí hicieron en otros tramos de la temporada.
Sin pegada
Rodrygo ha entrado en crisis realizadora marcando un gol en sus últimos 22 partidos, con siete derrotas y tres empates del equipo que desinflaron sus opciones a ganar dos de los cuatro títulos a los que aspiraban a partir de febrero. Extraña ese bajón después de ser el mejor de su equipo en enero, en el que marcó siete goles en ocho partidos, para venirse abajo e ir de más a menos de manera sorprendente.
Brahim también ha bajado su efectivad, con un gol en 13 partidos, de los que fue titular en cuatro. El marroquí, como su compañero, se ha apagado con actuaciones grises que han aportado poco al ataque. El bajón de ambos ha llevado a Ancelotti a replantearse el dibujo y pasar del 4-3-3 por el que ha venido apostando casi toda la temporada, para reforzar la media y dejar arriba dos delanteros en busca de equilibrar a un equipo que no ha convencido a nadie.