«Fueron alemanes quienes desataron una guerra que hundió a Europa en un abismo. Fueron alemanes quienes cometieron el crimen contra la humanidad de la Shoah. Y fueron los alemanes quienes no quisieron o no pudieron poner fin por sí mismos al yugo del régimen nazi», recordó el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en ocasión del 80 aniversario de la derrota del Tercer Reich. La liberación vino del exterior, con los «soldados aliados y miembros de la resistencia europea» que acabaron con el régimen nazi, prosiguió. «Somos conscientes de la contribución del Ejército Rojo, de los rusos, los ucranianos y los bielorrusos, que lucharon aquí», precisó, para recordar que de los 60 millones de muertos de la II Guerra Mundial, unos 27 fueron soldados o civiles soviéticos.
«No olvidamos nada de eso», sentenció el presidente. «Pero precisamente por eso no podemos tolerar las mentiras sobre la historia del Kremlin» ni los desfiles glorificadores de la Rusia actual por Moscú: «La guerra contra Ucrania no es una continuación de aquella guerra contra el fascismo», es una «guerra de agresión lanzada por (Vladímir) Putin contra un país democrático», para nada equiparable con la lucha contra el nacionalsocialismo.
El Kremlin y otros enemigos de la democracia
La advertencia de Steinmeier, como la que a continuación lanzó contra la «fascinación por los autoritarismos» actual y la presencia de la extrema derecha «en nuestro propio Parlamento», se produce en un aniversario complejo para Berlín. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) es la segunda fuerza a escala nacional. A juicio de Steinmeier, la situación actual obliga tanto a recordar a los millones de víctimas del nazismo como a “defender la democracia”.
Había abierto el acto solemne en el Parlamento su presidenta, al conservadora Julia Klöckner, quien recordó el Berlín arrasado de ese 8 de mayo de 1945 y las dificultades de quienes lo vivieron para reconocer ese día como el de la ‘Liberación’. En 1985, el entonces presidente Richard von Weizsäcker marcó un hito al referirse a esa fecha como ‘Día de la Liberación’. Fue un término controvertido, incluso inadmisible para los centenares de miles de alemanas que fueron víctimas de la violencia sexual, admitió Klöckner.
Las menciones al propósito de Putin de glorificar a su ejército marcaron este aniversario. Las autoridades alemanas habían excluido del acto en el Parlamento a representantes de Rusia y Bielorrusia para evitar que Moscú instrumentalice la ceremonia. En uno de los monumentos en homenaje a los soviéticos caídos en la batalla de Berlín hubo momentos de tensión al coincidir ciudadanos ucranianos y una delegación de la izquierda prorrusa de Sahra Wagenknecht.