Tras 38 días ingresado en el hospital Gemelli de Roma y presentar mejorías importantes en su estado de salud, el papa Francisco volvió a su residencia, la Casa de Santa Marta, situada en El Vaticano, para seguir allí su recuperación e intentar llegar a las festividades de Semana Santa en el mejor estado posible.
El papa Francisco durante la bendición Urbi et Orbi tras la misa del Domingo de Resurrección
Pese a que no pudo dirigir los actos con normalidad, como a él le hubiera gustado, Jorge Mario Bergoglio -su nombre real- pudo participar activamente en las celebraciones litúrgicas, apareciendo inesperadamente e incluso dejando un último mensaje de Pascua y Bendición, el ‘Urbi et Orbi’, el 20 de abril, Domingo de Resurrección.
«Queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua», fueron sus últimas palabras, 28 días después de abandonar el hospital. Pues el Lunes de Pascua, 21 de abril, nos dejó a las 7:35 horas a los 88 años debido a un derrame cerebral que le provocó un coma y un colapso cardiocirculatorio irreversible. A partir de ahí, se celebró un multitudinario funeral y, este miércoles 7 de mayo, ha iniciado el esperado cónclave que decidirá quién es el nuevo papa, sucesor de Francisco.
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Un total de 133 cardenales de 71 países se encerrarán en la Capilla Sixtina a partir de las 16:30 horas para realizar la primera votación. Una vez reunidos, los cardenales procederán al encierro y comenzarán a emitir sus votos, que deberán depositar en la urna correspondiente. Este procedimiento se repetirá tantas veces como sea necesario en los días siguientes, hasta que alguno de los aspirantes alcance el respaldo de dos tercios del cónclave, requisito indispensable para ser elegido como nuevo papa.
Cabe recordar que todo este acto es secreto, así que no será hasta más tarde -sobre las 19:00 u 20:00 horas- que se dará a conocer si se ha llegado a un acuerdo mayoritario sobre la elección del nuevo pontífice. Si no es así, se emitirá una fumata de color negro. Si, en cambio, ha habido el respaldo necesario hacia el elegido, se dará a conocer al mundo a través de una fumata blanca.

Féretro del papa Francisco en la basílica de San Pedro previo al funeral
Ahí es donde entran en juego los cardenales favoritos para suceder a Francisco. Uno de ellos es el polémico cardenal africano Robert Sarah, originario de Guinea y conocido por sus ideales extremadamente conservadores. Y es que Sarah es una personalidad muy conocida dentro de la Iglesia católica, donde tiene una buena cantidad de seguidores acérrimos.
Entre otras cosas, unas de sus palabras más llamativas fue cuando al ser preguntado por su mayor preocupación, mencionó una invasión silenciosa en Occidente: «Europa ha renunciado o ha perdido el sentido de sus orígenes y ha perdido sus raíces. Un árbol sin raíces muere y me temo que Occidente morirá y hay infinidad de señales: no hay natalidad, estáis siendo invadidos silenciosamente por otras culturas, otros pueblos que progresivamente os dominarán en número y completamente cambiarán vuestra cultura, vuestras creencias y vuestra moral».

El cardenal Robert Sarah a su llegada a El Vaticano
En cuanto a las mujeres diáconos, es decir, apoyar que las mujeres puedan tener un papel más activo y reconocido dentro de la Iglesia, se muestra totalmente en contra. También sobre el celibato, pues defiende que los curas puedan casarse y tener familia. Como no podía ser de otra manera, sobre otro tema de actualidad como lo es la homosexualidad, evidentemente se muestra especialmente contrario.
Hay más temas controvertidos sobre los que ha opinado. Sobre el cambio climático, por ejemplo, no cree que sea algo por lo que haya que tener una especial obligación moral y ética. Por último, respecto al divorcio, se muestra reacio a que sea permitido por la Iglesia.