Una nueva investigación revela cómo los humanos se comunican a través de su mirada: desvela que somos capaces de identificar las intenciones de otra persona únicamente prestando atención a sus ojos. En el futuro, esta línea de investigación podría conducir a una mejor comprensión de cómo las personas con condiciones que afectan las habilidades sociales, como el autismo, procesan estas señales sutiles y no verbales.
Un estudio liderado por científicos de la Universidad McGill, en Canadá, y publicado recientemente en la revista Communications Psychology, demuestra que las personas pueden anticipar las intenciones de otros observando únicamente sus ojos, incluso antes de producirse cualquier movimiento visible.
Utilizando vídeos breves en los que los participantes veían a individuos a punto de desviar la mirada, los investigadores comprobaron que los observadores respondían con mayor rapidez y precisión cuando el cambio de mirada había sido decidido voluntariamente por el sujeto, en comparación a cuando el giro visual era impuesto por instrucciones o situaciones externas.
Según informa Live Sciences, este hallazgo sugiere que nuestro cerebro extrae y utiliza pequeños matices en los movimientos oculares para inferir estados mentales ajenos, abriendo nuevas vías en el estudio de la comunicación no verbal y sus aplicaciones tecnológicas y clínicas.
La mirada como ventana a la mente
Desde hace décadas se sabe que la dirección de la mirada transmite información vital en la interacción social: en medio de una multitud, un contacto visual directo se detecta con mayor rapidez que una mirada desviada o sin una dirección concreta. El efecto del contacto visual activa regiones cerebrales vinculadas al procesamiento social, como la ínsula o la corteza temporal superior.
Sin embargo, no estaba claro aún si los observadores podían diferenciar movimientos oculares intencionales de aquellos generados por indicaciones ajenas o situaciones contextuales. Mediante el registro de la cinemática (movimiento) de los ojos con sistemas de alta velocidad, los investigadores identificaron en los participantes del estudio variaciones sutiles en la magnitud y velocidad de las micro-movimientos previos al desvío de la mirada, que resultaron más pronunciados en los casos de mirada intencional.
De acuerdo a un artículo publicado en Neuroscience News, los resultados mostraron que los observadores eran mucho más rápidos y precisos al anticipar la dirección de una mirada elegida voluntariamente que cuando la misma era instruida externamente, confirmando la hipótesis en torno a que el cerebro humano distingue intencionalidad a partir de pequeños indicios en la dinámica ocular.
Referencia
Intentional looks facilitate faster responding in observers. Florence Mayrand et al. Communications Psychology (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s44271-024-00137-x
Cambios sutiles
Además, el análisis cinemático reveló que los movimientos intencionales generan un mayor “parpadeo anticipatorio” y una expansión breve de la apertura palpebral, fenómenos apenas perceptibles conscientemente pero que pueden detectarse mediante técnicas de seguimiento ocular.
Estos hallazgos podrían mejorar sistemas de interacción basados en la mirada, permitiendo interfaces más intuitivas que reconozcan no solo el punto de fijación, sino la intención detrás de la mirada. En el ámbito clínico, la detección temprana de déficits en la interpretación de intenciones por mirada podría servir como indicador en trastornos del espectro autista, donde la lectura de señales no verbales está alterada.