El petróleo sigue sin levantar cabeza. El crudo ha caído en las últimas sesiones muy presionado no solo por la tensión comercial, sino también por el nuevo aumento de la producción anunciado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+). Sin embargo, los expertos de Julius Baer no tienen claro que esta decisión suponga un giro estratégico del cartel petrolífero.
Y es que la política petrolera ha sido un elemento constante en los mercados petroleros en los últimos años. Desde las sacudidas provocadas por la pandemia en 2020, las «petronaciones» han mantenido las válvulas parcialmente cerradas para apuntalar los precios y los flujos de caja. Pero esta estrategia ha ido perdiendo efectividad de manera progresiva y ha resultado en pérdidas «significativas» de cuota de mercado, especialmente frente al petróleo de esquisto estadounidense.
«Ahora, bajo el liderazgo de Arabia Saudí, las «petronaciones» parecen estar realizando un giro rápido. La producción se está restaurando a un ritmo más rápido del prometido al inicio del año. Los niveles previstos inicialmente para octubre ya se están aplicando en junio, continuando con el ritmo establecido el mes pasado. Aún no está claro si esto representa un giro estratégico«, señala Norbert Rücker, responsable de Investigación Económica y Next Generation de la firma suiza.
Por el momento, explica este experto, la lógica detrás de esta decisión sigue sin estar clara. ¿Es un castigo por la falta de cumplimiento dentro del grupo? Eso parece «poco probable», pues las cuotas no han cambiado y Arabia Saudí y Rusia son quienes más sufren la erosión de los flujos de caja.
¿Puede ser una represalia contra el petróleo de esquisto de EEUU? Nuevamente, expone Ruckert, no parece probable: el esquisto estadounidense solo se recuperará de manera más competitiva una vez que los precios repunten. ¿Es una muestra de apaciguamiento hacia las demandas de la administración Trump? Otra vez: es poco probable, porque el precio económico de tal sumisión parece demasiado alto.
Así, apunta Ruckert, «la actual normalización del suministro de las petronaciones probablemente sea solo un ajuste a las realidades del mercado en un enfoque de ‘más vale tarde que nunca'». Para este experto, el mercado petrolero se encamina hacia un «excedente de suministro» mientras la competencia entre exportadores se está intensificando, dejando «varias víctimas en el camino».
«El dominio energético de EEUU parece estar llegando a su punto máximo. Esperamos una producción y exportaciones nacionales estancadas hacia finales de este año. Los flujos de caja de las ‘petronaciones’ se están erosionando, lo que debilita su situación financiera», explica el experto de Julius Baer.
Esto, agrega, podría socavar la estabilidad de Rusia «más que cualquier sanción occidental» y pide prestar atención al riesgo de fragmentación de la cohesión del bloque.
En este contexto, Julius Baer mantiene una visión ‘neutral’ sobre el crudo y unas previsiones de 60 dólares.
MENOS OPTIMISMO
La visión de Julius Baer dista de ser optimista y, sobre todo, de ser distinta de la de otras firmas como Berenberg, que recientemente recortó sus previsiones de precios hasta los 70 dólares.
«Con la creciente incertidumbre en torno a la evolución del precio del petróleo, prevemos que algunos riesgos estén sesgados a la baja respecto a nuestras estimaciones, particularmente en caso de una desaceleración significativa de la demanda global de petróleo debido a un menor crecimiento económico mundial», explicaba la firma germana antes de conocer la contracción del PIB estadounidense en el primer trimestre.
Según estos estrategas, existe un riesgo bajista «considerable» de darse dos escenarios: en primer lugar, que las condiciones económicas más débiles reducen «significativamente» la demanda mundial de petróleo; y, en segundo, si la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, el grupo conocido como OPEP+, decide aumentar «notablemente» la producción en los próximos 12 meses. Uno de ellos parece una realidad cada vez más factible y el otro, otro tanto de lo mismo.
De su lado, Goldman Sachs ha vuelto a recortar los precios del crudo para 2025 y 2026 entre 2 y 3 dólares. En concreto, la firma neoyorquina, que viene bajando regularmente sus previsiones, sitúa el precio del Brent en 60 dólares a finales de este año y del WTI, en 56 dólares. Para el año que viene, la entidad ve al Brent en 56 dólares y al WTI intercambiándose por 52 dólares el barril.
«Nuestra principal convicción sigue siendo que la alta capacidad disponible y el alto riesgo de recesión inclinan a la baja los riesgos para los precios del petróleo, a pesar de los fundamentos relativamente ajustados», afirma los expertos de Goldman Sachs, al tiempo que destacan que a la decisión de la OPEP+ podría sumarse un retraso en la desaceleración si los datos económicos son resilientes.
Con todo, el banco estadounidense también ha advertido del peligro que supone que se eliminen los recortes de producción en un escenario de contracción económica. Según estos expertos, el Brent podría caer hasta los 40 dólares en 2026 si se da este supuesto y el WTI, por debajo de esa misma referencia.