Para nada parece que haya sido el último en llegar. Si aún había alguien que dudaba del compromiso de Arthur Melo con el Girona, cambiaría posiblemente de parecer tras su exhibición ante el Mallorca en Montilivi. El ’12’ firmó, con total seguridad, su mejor partido con la camiseta ‘blanc-i-vermella’. Entendió a las mil maravillas de qué iba el asunto: de dejárselo todo por el escudo. Y vaya si lo hizo.
Noventa minutos a una intensidad altísima. Era, por cierto, tras Osasuna y Real Betis, su tercer encuentro al completo. Venía de donde venía y, por ello, el staff técnico del Girona cuidó todos los detalles habidos y por haber para que el brasileño fuese adaptándose – tanto física como tácticamente – sin problema alguno. Gestión preventiva de minutos, entrada progresiva al once… hasta alcanzar el estado de forma óptimo para firmar los noventa minutos.
Arthur se abraza con David López tras la vital victoria contra el Mallorca / @arthurhmelo
Contábamos en SPORT cuando se gestó su fichaje que Arthur afrontaba esta nueva etapa con una ilusión tremenda, pues quedó encantado con el proyecto y con la propuesta de juego de Míchel desde el minuto uno. No en vano rechazó una jugosa oferta del Santos o, incluso, de alguna otra proveniente de Arabia Saudí.
UN COMPROMISO TOTAL
Una ‘promesa’ que no tardaría en cumplir. Su impacto en el juego del equipo, que carecía de un centrocampista organizador y constructor, sería inmediato. Eso sí, la delicada situación que vivía el Girona no acompañaba y el brasileño no podía sacar a relucir del todo su magia. Sin embargo, contra el Mallorca sí que exhibió una ‘masterclass’: 88% de acierto en el pase, control total de los tempos y físicamente entero hasta el último aliento. Se dejó el alma.

Arthur Melo firmó su mejor partido ante el Mallorca / @gironaFC
Es ese director de juego que tanto necesitaba el Girona. Más aún en este tramo tan decisivo, con la permanencia en Primera División en juego. Está implicado como el que más con la causa. Quiere sacar la situación adelante, así lo aseguran desde su entorno. Tan solo hace falta escuchar sus declaraciones postpartido: «No podíamos más. Si hay que sudar sangre, toca sudar sangre”.