La película opta por F-18 Super Hornets en lugar de F-35 Lightning II debido a la necesidad de aviones biplaza para filmar escenas realistas con actores.
Razones cinematográficas detrás de la elección del F-18 en Top Gun: Maverick
La película Top Gun: Maverick, estrenada en 2022, capturó la atención mundial al revivir la emoción de la aviación naval con secuencias aéreas espectaculares. A diferencia de lo que algunos esperaban, la cinta no destacó al Lockheed Martin F-35 Lightning II, el avión de combate más avanzado de la Armada de los Estados Unidos, sino que centró su narrativa en el Boeing F/A-18E/F Super Hornet. Esta decisión, lejos de ser arbitraria, responde a necesidades prácticas de producción, limitaciones técnicas y consideraciones narrativas que priorizaron el realismo visual y la experiencia cinematográfica.
El principal motivo para elegir el F/A-18 Super Hornet radica en su configuración biplaza. La variante F/A-18F, utilizada en la película, permite que un piloto naval profesional opere la aeronave mientras un actor ocupa el asiento trasero, facilitando la captura de tomas auténticas dentro de la cabina. Según Sky Combat Ace, “la película presenta predominantemente F-18 Super Hornets en lugar de F-35 por una razón práctica: la necesidad de aviones biplaza”. Este diseño permitió a los cineastas, liderados por el director Joseph Kosinski y el productor Jerry Bruckheimer, montar hasta seis cámaras IMAX de alta calidad dentro y fuera de la cabina para grabar a los actores en vuelo, simulando que pilotaban el avión. El F-35C, la variante naval del Lightning II, es exclusivamente monoplaza, lo que imposibilitaba esta técnica de filmación. Como señaló un usuario en Reddit, “usar F-35 habría sido imposible porque no hay versiones biplaza, necesarias para poner a los actores en la cabina”.
La producción de Top Gun: Maverick apostó por minimizar el uso de efectos generados por computadora (CGI) para priorizar maniobras reales, una exigencia del protagonista Tom Cruise, quien insistió en que las secuencias aéreas reflejaran la autenticidad del vuelo. Los actores, incluyendo a Miles Teller y Monica Barbaro, pasaron por un riguroso entrenamiento para soportar fuerzas gravitacionales de hasta 8G y filmar en condiciones reales a bordo de los F/A-18F. La cabina del Super Hornet, más espaciosa que la del F-35, permitió instalar equipos de grabación especializados, como lo destacó 19FortyFive: “El diseño robusto y la cabina espaciosa del F/A-18E/F facilitaron los desafíos de filmación”. Este enfoque se saldó con escenas de combate aéreo y maniobras de baja altitud que capturaron la intensidad de la aviación naval, algo que habría sido más difícil con el F-35.
Además de las limitaciones logísticas, el F-35C presenta características que lo hacen menos idóneo para el tipo de narrativa visual que buscaba la película. Diseñado para combates más allá del alcance visual (BVR, por sus siglas en inglés) y misiones furtivas, el F-35 depende de sensores avanzados y redes de datos, lo que reduce la necesidad de enfrentamientos cercanos o “dogfights” espectaculares. Simple Flying explicó que “el diseño furtivo del F-35C limita el drama visual en ciertas formas, como el revestimiento del vidrio de la cabina y la pantalla montada en el casco”. En contraste, el F/A-18 Super Hornet, un avión multirol de cuarta generación, es ideal para combates a corta distancia y maniobras agresivas, como las que se ven en la misión ficticia de la película, donde los pilotos vuelan a baja altitud para evadir defensas aéreas enemigas. Esta elección narrativa, aunque no del todo realista desde un punto de vista táctico, amplificó el impacto visual de las secuencias.

El aspecto financiero también jugó un papel crucial. Operar un F/A-18 Super Hornet tiene un costo estimado de 11,374 dólares por hora, según Bloomberg, una cifra significativa, pero más manejable que el costo operativo del F-35, que puede superar los 44,000 dólares por hora, de acuerdo con un informe del Government Accountability Office (GAO). La producción, con un presupuesto de 170 millones de dólares, rentó varios Super Hornets de la Armada de los Estados Unidos, que además vio en la película una oportunidad para impulsar el reclutamiento, como ocurrió con la cinta original de 1986. El uso del F-35, además de ser más costoso, habría requerido medidas de seguridad adicionales debido a su tecnología clasificada, lo que complicaría la presencia de civiles y equipos de filmación en torno al avión, como señaló un comentario en Hacker News: “El riesgo de filtrar información clasificada con el F-35 es alto”.
Datos clave sobre la elección del F/A-18 Super Hornet en Top Gun: Maverick
- Configuración biplaza: El F/A-18F permite un piloto y un actor en la cabina, esencial para tomas reales.
- Costo operativo: Aproximadamente 11,374 dólares por hora frente a más de 44,000 dólares para el F-35.
- Capacidad de filmación: La cabina del F/A-18 albergó hasta seis cámaras IMAX para capturar secuencias auténticas.
- Narrativa visual: El F/A-18 es ideal para combates cercanos, a diferencia del F-35, enfocado en misiones furtivas.
- Entrenamiento actoral: Los actores soportaron hasta 8G tras meses de preparación con pilotos navales.
Contexto operacional y estratégico de los aviones en la Armada
En el contexto de la película, se menciona que los F-35 no se usaron debido a la supuesta interferencia de GPS en la misión ficticia, una justificación que Dave Berke, exinstructor de Top Gun, calificó como “plausible pero incluida para justificar el uso de los F-18”. En la realidad, tanto el F-35 como el F/A-18 operan en entornos con contramedidas electrónicas, y el F-35 no es significativamente más dependiente del GPS. Sin embargo, esta explicación sirvió para mantener la coherencia narrativa y justificar la elección de un avión más adecuado para las necesidades cinematográficas.
La Armada de los Estados Unidos emplea ambos aviones en roles complementarios. El F/A-18 Super Hornet, introducido en 1999, sigue siendo la columna vertebral de la flota de combate naval, con más de 500 unidades en servicio hasta 2025, según datos de Boeing. Su versatilidad, capacidad de carga de armas y diseño robusto lo hacen ideal para una amplia gama de misiones, desde superioridad aérea hasta ataques de precisión. Por su parte, el F-35C, operativo desde 2019, está diseñado para misiones de penetración profunda y guerra centrada en redes, con capacidades furtivas que lo hacen menos visible al radar. Sin embargo, su integración en la flota es gradual, y la Armada planea mantener los Super Hornets en servicio hasta al menos 2035, según Defense One.
La producción de Top Gun: Maverick también aprovechó la colaboración con la Armada, que proporcionó acceso a portaaviones como el USS Abraham Lincoln y el USS Theodore Roosevelt para filmar. Durante el rodaje en 2018, los cineastas tuvieron la oportunidad de grabar F-35C en acción junto a los Super Hornets, pero su presencia en la película se limitó a breves cameos en la cubierta de vuelo. USNI News reportó que “una cámara de Paramount Pictures estuvo a bordo del USS Abraham Lincoln mientras la Armada comenzaba a lanzar F-35C junto a F/A-18E/F Super Hornets”, pero la decisión final fue priorizar al F/A-18 para las secuencias principales.

La elección del F/A-18 Super Hornet también tuvo implicaciones culturales y comerciales. La película, que recaudó más de 1,400 millones de dólares a nivel mundial, según Box Office Mojo, no solo revitalizó el interés en la aviación naval, sino que también dio un impulso a la imagen del Super Hornet. Defense One señaló que “Top Gun: Maverick puede proporcionar un impulso de marketing real para el Super Hornet”, potencialmente atrayendo contratos internacionales para Boeing. Además, varios de los F/A-18 utilizados en la película, incluyendo uno con el número de serie 165667, fueron transferidos al equipo de demostración Blue Angels tras el rodaje, según The Aviationist, asegurando que su legado continúe en exhibiciones aéreas.
En términos narrativos, el F/A-18 Super Hornet permitió a Top Gun: Maverick rendir homenaje a la tradición de la aviación naval mientras ofrecía una experiencia visual inmersiva. Aunque el F-35C representa el futuro de la Armada, su diseño y propósito táctico no se alineaban con las exigencias de una película que buscaba capturar la esencia de los combates aéreos clásicos. Como resultado, el Super Hornet se convirtió en la estrella indiscutible, demostrando que, en el cine, las necesidades prácticas y la magia visual pueden superar incluso a la tecnología más avanzada.
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