El Kremlin tiembla

Los comentaristas televisivos de partidos de fútbol deberían aportar datos esclarecedores e interpretación vistosa a la generalmente histérica voz del narrador. Casi nunca ocurre así: patean el reino de las vaguedades, de las evidencias, del unas veces se gana y otras se pierde y otras se empata. Pero, además, qué bien les vendría una clasecita de español elemental, muy elemental. Oigo a uno de ellos, antiguo centrocampista, soltar lo siguiente al hablar de dos equipos en crisis: «Son momentos donde hay que pasar y contra más tarde te lleguen pues quizá peor (…) contra más se pueda alejar de esas posiciones de abajo…». ¿Dónde demonios aprendió usted a hablar español, señor mío, y quién se atrevió a contratarle como comentarista sin una prueba previa de castellano básico?

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