Cataratas, tracoma, infecciones oculares y otros trastornos visuales están relacionados directamente con el calor, la contaminación del aire y una mayor exposición a los rayos UV producidos por el cambio climático antropogénico, según diversos estudios.
El cambio climático no solo está alterando ecosistemas y economías: también está afectando directamente nuestra salud. De acuerdo a distintos estudios científicos citados en un artículo publicado recientemente en Knowable Magazine, el calentamiento global está exacerbando condiciones que favorecen el desarrollo de enfermedades oculares y aumentando la exposición a factores ambientales nocivos para la visión.
Uno de los principales factores de riesgo emergentes es el aumento de la radiación ultravioleta (UV). A medida que se reduce la capa de ozono y las temperaturas suben, las personas se exponen más tiempo a la luz solar intensa. Esta sobreexposición está vinculada a un mayor riesgo de cataratas, una opacidad del cristalino del ojo que puede llevar a la ceguera.
Las cataratas ya son una de las principales causas de pérdida de visión en el mundo, y el cambio climático podría aumentar su prevalencia, especialmente en regiones de bajos ingresos donde el acceso a atención médica es limitado. La patología afecta a aproximadamente 94 millones de personas en todo el mundo, pero se estima que para 2050 el aumento de la radiación UV podría causar hasta 200.000 casos adicionales de cataratas.
Datos concretos
En un estudio de 2024 que abarcó 10 años de datos en el sur de España, la científica Lucía Échevarría-Lucas, oftalmóloga del Hospital de La Axarquía en la provincia de Málaga, identificó junto a sus colegas 370,8 casos adicionales de cataratas por cada 100.000 habitantes por cada grado Celsius de aumento en la temperatura promedio máxima cada año, por efecto del calentamiento global antropogénico.
Por otro lado, el aire contaminado, frecuente en ciudades densamente pobladas y en zonas afectadas por incendios forestales, también está dañando la salud ocular. Las partículas finas (PM2.5), el ozono troposférico y otros contaminantes pueden provocar inflamación ocular, conjuntivitis y posiblemente contribuir a enfermedades más graves como el glaucoma o la degeneración macular relacionada con la edad. Los estudios han evidenciado que durante episodios de contaminación severa aumentan las visitas médicas por irritación ocular y otros síntomas visuales.
Además, el cambio climático favorece condiciones propicias para enfermedades infecciosas que afectan los ojos. El tracoma, por ejemplo, es una infección bacteriana relacionada con condiciones de sequedad extrema, mala higiene y acceso limitado al agua. A medida que se intensifican las sequías, esta enfermedad podría resurgir o expandirse a nuevas áreas, afectando principalmente a comunidades vulnerables en África y Asia. Las tormentas de polvo, cada vez más frecuentes, también pueden irritar los ojos y facilitar infecciones.
Más evidencias
En el mismo sentido, la queratitis, la conjuntivitis, y una irritación ocular también llamada «ojo rosado«, han crecido exponencialmente en los últimos años por causas similares, según un estudio publicado en 2024 por el equipo liderado por el oftalmólogo Yee Ling Wong, del Manchester Royal Eye Hospital en el Reino Unido.
La salud ocular también se ve afectada indirectamente por el impacto del clima en la seguridad alimentaria. La deficiencia de vitamina A, esencial para una visión saludable, podría aumentar debido a la menor disponibilidad de alimentos nutritivos, especialmente en regiones afectadas por sequías prolongadas o desastres agrícolas. Esta carencia puede provocar ceguera nocturna e incluso daños permanentes en la retina.
Frente a este panorama, los expertos señalan la urgencia de integrar la salud ocular en las estrategias de adaptación al cambio climático, como indica una publicación de la Organización para la Prevención de la Ceguera (OPC).
Esto implica mejorar el acceso a atención oftalmológica, promover el uso de protección visual adecuada, como gafas con filtro UV, y reforzar la vigilancia de enfermedades oculares en zonas vulnerables.