así se elegirá al sucesor del papa Francisco

Cuando aún quedan dos días oficiales de luto en la Santa Sede por la muerte del papa Francisco, la Iglesia ya mira hacia el futuro. El Vaticano ha difundido este sábado las imágenes de los últimos preparativos en la Capilla Sixtina. Allí, el próximo miércoles 7 de mayo, a partir de las 16:30 horas y quién sabe hasta cuando, dará comienzo el cónclave, el milenario proceso de elección del próximo pontífice.

Los protagonistas durante este ritual, cargado de símbolos y tradiciones, serán los 133 cardenales menores de 80 años que tendrán en sus manos decidir el futuro de la Iglesia Católica. La expectación es máxima, pues tras el papado de Francisco la institución tiene en sus manos seguir la senda del aperturismo o elegir a un obispo de Roma (otro de los títulos del papa) que retome los valores tradicionales.

Lo que está claro es que el mundo se volverá a detener, doce años después, en la plaza de San Pedro, donde todos los ojos estarán puestos en la chimenea de la Capilla Sixtina. Este viernes, se publicaban imágenes de los bomberos instalando en el tejado este elemento fundamental, que con su humo precederá al tradicional ‘Habemus papam‘, el anuncio que desvelará el nombre del nuevo pontífice.

Operarios ajustan el conducto de la chimenea de la Capilla Sixtina. Europa Press

Dentro de la Sixtina, bajo los emblemáticos frescos de Miguel Ángel, también se completan los preparativos para el cónclave. La Santa Sede ha mostrado este sábado a los operarios terminando de montar las estructuras para las mesas en las que se sentará el Colegio Cardenalicio, las estufas en las que se quemarán los votos para anunciar al mundo el resultado de cada votación, así como el conducto de la célebre chimenea.

Así se desarrolla el cónclave, el proceso para elegir al nuevo papa

El cónclave comenzará este miércoles a las 16:30 horas, pero ya desde por la mañana el Vaticano acogerá una serie de tradiciones. En primer lugar, a las 10:00 horas, los cardenales celebrarán la ‘Misa Pro Eligendo Pontifice, en la que pedirán a Dios que les guíe en la elección del próximo sucesor de Pedro. Tras ella, los cardenales electores -los menores de 80 años- deben prestar el juramento de guardar el secreto sobre lo que ocurre dentro del cónclave.

Tras esto, el Maestro de Ceremonias Pontificio, Diego Ravelli, pronunciará el ‘¡Extra omnes!‘ (en castellano: todos fuera), la señal para que todos aquellos que no sean cardenales abandonen la Capilla Sixtina.

En ese momento, las puertas de la estancia se cerrarán con llave, y los 133 cardenales quedarán aislados del exterior hasta que elijan al nuevo papa. En este cónclave, del que saldrá el pontífice número 267 de la Iglesia, solo habrá dos ausencias en el Colegio Cardenalicio, los dos por problemas de salud. Uno de ellos es el cardenal español Antonio Cañizares.

La Santa Sede ha aclarado el funcionamiento del cónclave: habrá cuatro votaciones al día, dos por la mañana y dos por la tarde. En ellas, cada elector escribirá en su papeleta el nombre del cardenal al que desea votar como papa. En un solemne y lento proceso, cada cardenal se levantará por orden de antigüedad, acudirá a la mesa y antes de emitir su voto pronunciará un juramento en latín:

Testor Christum Dominum, qui me iudicaturus est, me eum eligere, quem secundum Deum iudico eligi debere. (en castellano: ‘Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido’)

Tras esto, introducirá el voto en la urna. Durante el recuento, los escrutadores enhebrarán cada voto con un hilo, para posteriormente quemarlos. Para ser elegido papa, se necesitan dos tercios de los votos, en este caso 88 de los 133 cardenales electores. En cada votación en la que ningún cardenal alcance el mínimo, se añadirá un producto durante la quema de los votos para que el humo que salga al exterior sea negro, la conocida como ‘fumata negra‘, que anunciará al mundo que todavía no hay papa y que se debe seguir votando.

El momento más esperado: la fumata blanca

El cónclave de 2013, en el que fue elegido Francisco, fue particularmente corto. Los electores se pusieron de acuerdo en elegir al cardenal Bergoglio en la quinta votación, es decir, tras solo un día y medio de proceso. Esto no es siempre así, ya que a lo largo de la historia ha habido cónclaves que se han extendido semanas, incluso meses. Si se llega al tercer día sin que haya consenso, se dará un día de descanso.

Durante las jornadas de cónclave habrá que estar pendientes de la chimenea de la Capilla Sixtina. Esta expulsará humo dos veces al día -una por la mañana y una por la tarde-, a no ser que se elija a un nuevo papa, en cuyo caso se quemarán los votos inmediatamente después del escrutinio y se producirá la llamada ‘fumata blanca‘, que anunciará al mundo que ya hay sumo pontífice. Todas las campanas de San Pedro sonarán al mismo tiempo en señal de alegría.

El papa electo, tras aceptar el cargo y elegir su nombre de pontificado, accederá a la sala de las Lágrimas, llamada así por ser donde tradicionalmente se rompe la tensión de los días de cónclave y el nuevo Santo Padre llega, incluso, a echarse a llorar. En ella se vestirá por primera vez con la sotana blanca, y se preparará para darse a conocer al mundo en el Balcón de las Bendiciones de la basílica de San Pedro.

‘¡Habemus papam!’: así conocerá el mundo al sucesor de Francisco

La multitud que se agolpará en la plaza de San Pedro esperará impaciente a que se anuncie al sucesor de Francisco. Esto es tarea del cardenal protodiácono, en esta ocasión del francés Dominique Mamberti, quien saldrá al balcón y leerá la tradicional fórmula en latín, leída así en 2013, tras la elección de Francisco:

Annuntio vobis gaudium magnum:
Habemus Papam!
Eminentissimum ac reverendissimum Dominum,
Dominum Georgium Marium
Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Bergoglio ,
qui sibi nomen imposuit Franciscum

En castellano:

‘Os anuncio con gran alegría:
¡Tenemos papa!
El eminentísimo y reverendísimo señor
don (nombre civil del cardenal),
cardenal de la Santa Iglesia Romana (apellido del cardenal)
quien se ha impuesto el nombre de (nombre papal)’

Tras esto, el nuevo papa se mostrará por primera vez al mundo, y tras decir sus primeras palabras como pontífice realizará su primera bendición ‘Urbi et Orbi, un tradicional rezo en el que extenderá su mano en señal de paz para bendecir a Roma y al resto del planeta.

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