Profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) e investigador de Funcas, Ismael Sanz es uno de los mayores expertos en educación. Lee, estudia y analiza con lupa todos los informes internacionales y nacionales de evaluación y pide a la comunidad educativa que no los considere como una fiscalización del alumnado sino como una fuente de información para mejorar.
-PISA, TIMMS, PIRLS, ICILS… ¿Nos estamos obsesionando con los estudios internacionales de educación?
-No creo que haya muchas evaluaciones. Incluso podríamos participar en alguna más. Lo que sí creo es que estas pruebas estandarizadas no se aprovechan bien. Podrían ser una estupenda fuente de información para los centros educativos y las administraciones, que tienen una herramienta perfecta para analizar en qué aspectos destacan y en qué otros hay margen de mejora. Sin embargo, tengo la sensación de que los informes no siempre son utilizados. El problema es que se ven como una fiscalización y una rendición de cuentas en lugar de como un elemento para progresar. Muchos centros se sorprenderían porque sus alumnos, realmente, están mejor de lo que piensan. Te doy un ejemplo, un 55% de los estudiantes españoles que han repetido en alguna ocasión aprueban PISA. Es decir, a lo mejor no tendrían que haber repetido.
«La probabilidad de aprobar un examen aumenta cuando contestas primero las preguntas que te sabes»
-Tras PISA, el presidente del Gobierno anunció un ambicioso plan de refuerzo en matemáticas y comprensión lectora, pero no sabemos nada más.
-Ese refuerzo está en el programa Proa +, pero no hay un seguimiento y una evaluación para ver si está funcionado o no. La evidencia científica ha demostrado que las tutorías en pequeños grupos son una de las medidas educativas que más efecto positivo tienen. Proa + se basa en ese concepto, tutores y tutoras que trabajan en grupos pequeños de no más de seis estudiantes. Se trata de que, en el horario escolar, esos profesionales, en perfecta coordinación con el docente habitual, se salgan del aula con los seis estudiantes para apoyarles en matemáticas y lengua. Y de forma sistemática, claro. Está demostrado que si se hace media hora todos los días durante tres meses seguidos, esos alumnos con lagunas se ponen al nivel del resto de sus compañeros. En educación es importante recibir el ‘feedback’ de forma inmediata. Si haces un ejercicio y a los cinco días te dicen que lo tienes mal no tiene el mismo efecto que si, en el momento, te explican en qué has fallado y por qué.
«Los estudiantes de padres y madres migrantes que han estudiado en España tienen mejores resultados académicos que los estudiantes que son migrantes ellos mismos»
-Cataluña y Euskadi llaman especialmente la atención. Son comunidades ricas con unos resultados educativos pobres.
-Efectivamente, y así está sucediendo desde hace unos años. Exige un estudio serio y riguroso. Algún indicio podría ser que el foco esté no solo en el aprendizaje sino también en la cuestión lingüística. No digo que sea mala opción, solo digo que es incluir otro objetivo y el tiempo lectivo es el que es. Otro de los motivos podría ser la llegada de más migrantes de habla no castellana que necesitan un periodo de adaptación. Los estudiantes de padres y madres migrantes que han estudiado en España tienen mejores resultados académicos que los estudiantes que son migrantes ellos mismos.
«Que un docente entre en clase de otro tiene efectos positivos en el aprendizaje de los alumnos. El ánimo no es fiscalizar sino garantizar un ‘feedback’ organizado»
-La calidad docente es fundamental para el éxito educativo. ¿Por dónde debería ir la inminente reforma de la profesión?
El compromiso de los docentes españoles está clarísimo, como vimos en la pandemia. Todas las evaluaciones internacionales revelan que los estudiantes españoles tienen más confianza en sus profesores que en otros países. Una vez dicho esto, es cierto que hay cosas que se pueden mejorar. Por ejemplo, en el proceso de selección en las oposiciones debería tener más peso el examen de contenidos. Por otra parte, hay que impulsar los escalones profesionales para que los docentes progresen y que los de secundaria, por ejemplo, puedan convertirse en catedráticos de instituto. En España, los docentes empiezan con un salario que no está mal, pero tienen muy poca progresión, solo por antigüedad. Otro aspecto a mejorar es la formación. En el grado de Educación, los contenidos en matemáticas son pobres. Muchos de estos alumnos la última vez que han estudiado matemáticas es en 4º de ESO, aunque algo está ya cambiando. Una última cosa: que un docente entre en clase de otro colega funciona muy bien en educación. El ánimo no es fiscalizar sino garantizar un ‘feedback’ organizado. De esa observación entre miembros del mismo centro salen beneficiados los estudiantes porque mejoran su aprendizaje. El profesor observado mejora su práctica docente después de recibir comentarios y el que observa también aprende ideas.
«No conozco ningún estudio que diga que corregir con bolígrafo rojo afecta a la autoestima de los alumnos»
-Un reportaje periodístico provocó revuelo en las redes al asegurar que corregir con bolígrafo rojo afecta a la autoestima de los alumnos.
-No conozco ningún estudio que respalde esa teoría. El rojo se usa porque destaca más, simplemente. Si los exámenes se hicieran en rojo, las correcciones serían en azul. ¿Podríamos usar el verde? Pues sí, pero no podemos llegar a ese punto, no es un tema relevante. En los exámenes, lo realmente importante es que el estudiante sepa qué es lo que ha hecho mal en el momento. Es decir, la corrección debería ser inmediata.
-¿Alguna otra recomendación para los exámenes?
-Hay una investigación sobre el buen efecto que provoca contestar primero las preguntas que son fáciles para ti. En PISA, el porcentaje de acierto en la segunda parte es menor que en la primera y no es por la dificultad de las preguntas sino porque el cansancio afecta a las respuestas. Eso se aplica al día a día en colegios, institutos y universidad. El cansancio te juega una mala pasada si el examen dura más de una hora. Empezar por lo fácil supone que el cansancio te afecte menos y además ganas confianza en ti mismo. También hay evidencia que demuestra que a las chicas les va peor en los exámenes de elección múltiple cuando restan puntos. Las chicas son más adversas al riesgo, temen fallar y no contestan a pesar de que, en realidad, tienen posibilidades de acertar.
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