Rosa Pérez Bibián es médica especialista en Nutrición y creadora del método A.I.D.A. que recoge en su libro con el mismo título. El tópico de que la belleza está en el interior cobra sentido al partir de una forma de vida saludable gestionada con inteligencia y método. Es poco partidaria de las dietas-moda y de los medicamentos que se venden como milagrosos, fundamentalmente por el efecto rebote que suponen, y apuesta por la salud por encima de la estética, sin perder de vista que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo que, además, suponen al año un gasto de cerca de 27.000 millones de euros a la Sanidad Pública.
-¿Hay que dar crédito a los gurús de la alimentación que dan consejos?
-Hay que tener cuidado porque la mayoría es gente con poco conocimiento. En el mercado hay muchas opciones y un exceso de información, pero al final hay que plantearse qué, cómo y quién asesora, eso es fundamental. Por eso existimos los médicos especialistas en Nutrición, para que el paciente pise suelo firme.
-¿Qué ocurre con las dietas de moda?
-Cada año peleo con una que tiene la importante capacidad de alcanzar al paciente, y cuando este llega a mi consulta lo sabe todo porque el exceso de información es imparable. Son dietas desequilibradas y limitan los alimentos. Claro que adelgazas si te tengo a piña todo el día, pero eso carece de fundamento.
-La dieta hipocalórica, ¿sigue siendo la mejor?
-En principio sí, porque todo lo que entra por la boca es susceptible de engordar. Pero creo en ese tipo de dieta en sentido cualitativo, no cuantitativo. O sea, no hay que andar pesando alimentos, yo dejo las cantidades libres y doy mucha importancia a la fibra. Hay que transformar el concepto dieta en una forma de alimentación, en un hábito, porque el cuerpo nos habla y hay que escucharlo.
-Una moda es el GLP-1, el fármaco saciante, pero funciona.
-Está diseñado inicialmente para diabéticos tipo 2 que hacen picos de azúcar. Ahí han visto un nicho de mercado para gente que tiene mucho apetito, pero el efecto rebote es espectacular, te comes el mundo con un hambre voraz. Y se pierde la musculatura demasiado rápido, por tanto hay que asumir el posterior efecto “colgajo”. Coma menos y muévase más y no necesitará el medicamento.
-¿Cómo plantea una dieta?
-Importante que el paciente tenga una comida y una cena libres a la semana, y que no le pase factura después del esfuerzo anterior, y le aseguro que eso aporta un 100% de éxito, porque cuando uno sabe que se pasa, volver a la rutina sana ilusiona.
-¿Hay truco para paliar excesos?
-El de las 24 horas, es un mecanismo de compensación. En ese tiempo el cuerpo se mantiene en un peso fijo, y lo que hay que hacer al día siguiente es comer de forma que no le demos tiempo a asimilar la grasa ni los azúcares.
-El control de peso parece más complicado en las mujeres.
-Sí, las hormonas van a su aire y son las que regulan el apetito. Pero hay trucos, insisto en la fibra, si la come con líquido se le hinchará en el estómago y le dará sensación de saciedad. Por ejemplo, una naranja con canela antes de comenzar a comer.
-¿Acuden a usted por salud o por estética?
-Por todo, pero a menudo la estética pasa por encima de la salud y eso es fatal. El síndrome metabólico que aparece con la edad suele ir asociado con el aumento de peso, y eso puede generar subidas de hipertensión, colesterol, triglicéridos y azúcar y ahí hay que comenzar con medicación, pero si se baja de peso se puede llegar a suprimir.
-¿Por qué es fundamental comer despacio?
Por las hormonas de nuevo. La leptina indica que hay hambre y a continuación la grelina dice ¡basta!, pero ésta despierta sobre los 20 o 30 minutos después de empezar a comer, por eso siempre se aconseja hacerlo en ese tiempo.
-¿Cuánto de falsedad hay en el hambre?
-Hay muchos tipos de hambre. Lo que sí es cierto es que la parte emocional es más compleja que la física, hay que trabajarla más porque a menudo la comida es el mejor pretexto para el bienestar, y salir de eso es más complicado porque se entra en un bucle.
-¿Cómo se lucha contra el aumento de peso en la menopausia?
Complicado pero posible. Los estrógenos bajan, el hambre se dispara, aumenta la irritabilidad, el metabolismo se desacelera, las emociones afloran sin piedad y todo eso hay que gestionarlo. Pero no es una enfermedad, es solo un cambio y así hay que entenderlo.
-¿Influyen las horas del día en una dieta?
-Es la cronobiología. El metabolismo no es el mismo por la mañana que por la tarde o la noche, por eso es importante la hidratación. Si no bebemos agua por la mañana, tendremos sed a media tarde porque los nutrientes ya estarán en sangre y entonces retendremos líquidos.
-Si le digo que en los hidratos de carbono está la felicidad, ¿puede ser cierto?
-No es descabellado, son azúcares y alimentan los neurotransmisores. Solo hay que darles tiempo a metabolizar durante el día. Por la noche hay que evitarlos, a menos que vaya a bailar dos horas antes de acostarse. Y si hierve las patatas, el arroz o la pasta el día antes y la refrigera 24 horas, se convertirán en probióticos con cero azúcares.
-Con tantos logros científicos, ¿sería posible una pastilla a medida para regular el peso?
-Imposible, el peso es multifactorial, no solo es la comida, son los hábitos, el deporte, el conocimiento, el equilibrio… También tendría que quitar las ganas de socializar. ¿Me encierro? Estamos en el Mediterráneo y socializamos alrededor de la comida.
-¿Cuál es el principal reto de una dieta de adelgazamiento?
-Adaptar la alimentación sin que el paciente pase hambre. Y es muy importante personalizarla. A veces cambiando pequeños hábitos, incluso la forma de cocinar. cambiamos todo.
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