El nerviosismo que se palpa en cada una de las esquinas de la Segunda División es gigante. Faltan solo cinco enfrentamientos para que finalice la competición, pero parece un mundo por la cantidad de equipos que se están jugando las castañas y por la sensación de que cada acción, cada detalle y cada punto serán determinantes. Nadie sabe si el destino está escrito, pero la realidad dicta que por la parte alta de la clasificación se están apretando las tuercas. Sobre todo, después de los triunfos del Real Oviedo y del Mirandés, que sirvieron para situarse a solo un punto de distancia con el Levante, segundo clasificado.
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