Dos facciones enfrentadas de la Mara Salvatrucha (MS13) intentaban tomar el control de la estructura de la organización en España. Una, con base en Madrid y vinculada a los líderes del grupo en Estados Unidos; la otra, establecida en Barcelona y conectada con los de El Salvador. La pugna entre ambas clicas —como se denomina a los grupúsculos de la MS13— fue neutralizada por la Policía Nacional en una operación llevada a cabo el pasado 27 de marzo que fue notificada el pasado martes 30 de abril.
La investigación de los agentes reveló que ambas estructuras estaban en una fase primigenia pero peligrosa, dados sus planes para asentarse y expandirse en el país. La clica de Madrid parecía estar imponiéndose en la disputa interna. Su líder se encontraba ya en prisión preventiva en la cárcel de Soto del Real por un homicidio cometido en 2023, pero seguía ejerciendo influencia sobre la red desde el interior del penal.
La operación, bautizada como Astas y coordinada por la Comisaría General de Información, se desarrolló de forma simultánea en varias provincias. Participaron más de 200 agentes en registros y detenciones en Madrid (18 arrestados), Barcelona (7), Tarragona (1) y Alicante (1). Siete de ellos han ingresado en prisión provisional y otros dos fueron arrestados en las cárceles de Soto del Real y Brians, donde ya estaban internados por delitos graves.
El grupo recibía instrucciones desde Centroamérica y Estados Unidos para organizarse y expandirse, incluso con directrices sobre cómo castigar a quienes no cumplieran las normas internas. En febrero de 2024, la Policía detectó la llegada al país de al menos 27 personas relacionadas con la organización. La intención de adquirir armas y la planificación de un asesinato por encargo llevaron a las autoridades a precipitar la operación para frenar su consolidación en España.
El origen de la investigación policial se remonta a finales de 2023, cuando el FBI alertó a las autoridades españolas del viaje a Madrid de un salvadoreño vinculado al MS13 que acababa de ser expulsado de Estados Unidos tras cumplir condena. La Policía comenzó entonces a monitorizar sus movimientos y detectó que estaba reactivando una red local, captando nuevos miembros y organizando contactos con otros núcleos en el extranjero, así como castigar a quien no compliera con la disciplina del grupo.
Desde la Policía subrayan que el narcotráfico no era el principal objetivo del grupo, sino un medio para financiar a sus líderes y a los presos en Estados Unidos. “No buscan enriquecerse, sino sostener la estructura criminal”, señalan los mandos policiales, que definen a la Mara como “una franquicia del crimen” con vocación puramente violenta.
Se trata de la operación más relevante contra la Mara Salvatrucha en España en más de una década. Aunque las autoridades consideran que el grupo aún estaba en una fase “primigenia”, su nivel de organización y los planes detectados daban muestras de la amenaza que suponía su implantación.