La Comunidad de Madrid abrirá en octubre el primer Centro de Atención Integral especializado en España para hombres víctimas de violencia sexual. La iniciativa no es del agrado de la izquierda madrileña, por más que el Gobierno regional defiende su puesta en marcha.
Cuando Isabel Díaz Ayuso anunció la iniciativa, el pasado mes de septiembre, Más Madrid y el PSOE la acusaron de banalizar la violencia sexual, con el argumento de que los hombres víctimas de violencia por parte de sus parejas femeninas son casos aislados.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, habló entonces de «ocurrencia frívola y perversa«.
Pero, ¿en qué consiste un centro de estas características? Se trata de un espacio destinado principalmente a niños que, tras haber sido víctimas de abusos sexuales y alcanzar la mayoría de edad, quedan desamparados por el sistema.
Hasta ahora, existen redes concretas de apoyo psicológico y social a mujeres, pero no para los varones.
Además, el espacio también prestará atención especializada a hombres víctimas de violencia sexual a cargo de otros hombres (ya en edad adulta) y a colectivos vulnerables, como los hombres en situación de prostitución, que sean víctimas de violencia sexual.
En el caso de la violencia entre hombres, la Comunidad de Madrid asegura que sus servicios atienden anualmente a una media de 100 hombres que han sido víctimas de violaciones y agresiones sexuales cometidas por otros hombres. O lo que es lo mismo, en la Comunidad de Madrid se denuncian dos agresiones sexuales de hombres sobre hombres de media a la semana.
Menores víctimas de abuso
Según cifras de la Comunidad de Madrid, en este momento hay casi 300 menores víctimas de abuso sexual en sus sistemas de protección a la infancia que, al no tener todavía este programa, son derivados a salud mental cuando cumplen 18 años, donde no hay una especialización o no pueden recibir el asesoramiento jurídico que aún necesitan.
Ahora, la Consejería madrileña de Familia, Juventud y Asuntos Sociales pone en marcha este proyecto, que saldrá a licitación a finales de mayo. Contará con una inversión anual de 500.000 euros, según informan a EL ESPAÑOL fuentes de ese departamento, y dependerá de la dirección general de Servicios Sociales e Integración.
Este servicio será el primero de su tipo en el país y nace con el fin de ofrecer una respuesta institucional a un perfil de víctima históricamente desatendido.
La iniciativa parte de la experiencia acumulada en los recursos que la Comunidad de Madrid ya tiene en funcionamiento para la atención de menores víctimas de violencia sexual. Concretamente, el bagaje del Centro de Atención Integral a Mujeres Víctimas de Violencia Sexual que el Gobierno regional ya integró a su red en el año 2009.
EL ESPAÑOL ha hablado con María Dolores Pastor de los Santos, subdirectora general de Infancia y Adolescencia dentro de la Dirección General de Infancia, Familia y Fomento de la Natalidad, que explica el porqué de la necesidad de este proyecto.
Menores ofensores
En la actualidad, Madrid tiene dos recursos específicos para tratar la violencia sexual ejercida a menores de edad. Uno es el conocido como la «casa de los niños», donde se presta la primera atención a los menores y se realiza «la valoración del daño».
A fecha 31 de marzo, en este sistema había 260 menores varones que habían sido derivados de diversos ámbitos (sanitario, policial, juzgados, educativos, servicios sociales), para valorar su situación.
Junto a este primer recurso, la Comunidad cuenta con el CIASI, un centro especializado de asistencia a los niños, niñas y adolescentes, víctimas de abuso sexual infantil y a sus familias, donde se da una asistencia más prolongada, una vez realizada la primera evaluación. Allí se «repara el daño producido», como explica Pastor, y en la actualidad hay 35 niños, todos ellos menores de 12 años.
Pero la subdirectora del departamento no quiere dejar de lado otro perfil que también recibe este tipo de atención: los menores ofensores. Es decir, aquellos que realizan la agresión y que, según cifras del departamento, ascienden a 104 en este momento. La mayoría de las conductas de estos chicos están derivadas del consumo de pornografía de la que «reproducen comportamientos».
«Los niños no tienen comportamientos sexualizados desde pequeños, lo hacen por repetición de conductas que observan», explica Pastor.
En el caso de los menores ofensores, la Comunidad de Madrid también brinda un servicio único respecto al resto de regiones. «La mayoría no les atienden con un tratamiento especializado, no se les trata, pero a nosotros nos parece que es importante romper la cadena», añade.
Con todo ello, estos casi 400 jóvenes no tienen un programa al que acudir cuando cumplen la mayoría de edad.
María Dolores Pastor pone el ejemplo de dos hermanos, un chico y una chica, que han sufrido abusos sexuales. Cuando ambos cumplan 18 años, una sí tendrá una red de apoyo y el otro no. «Si la edad no es un obstáculo para continuar el tratamiento, ¿por qué si lo va a ser el sexo?», se pregunta.
«Raro es el menor que no necesita ayuda cuando cumple 18 años. Ahora los derivamos a salud mental, sin una especialización concreta del tema», explica.
Chemsex y prostitución
El nuevo centro busca precisamente corregir esa carencia y garantizar una continuidad en la atención, adaptándola a las necesidades de jóvenes mayores de edad que han sido víctimas de violencia sexual durante su infancia.
Ana Dávila, consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, aseguraba en una entrevista con este diario que el nuevo servicio no supondrá una merma para los dispositivos destinados a mujeres, pues se trata de una medida complementaria. «No paramos de incrementar los recursos para mujeres víctimas de violencia sexual», apunta.
El centro también atenderá a nuevos perfiles que hasta ahora no estaban siendo abordados con la especificidad que requieren. Este es el caso de hombres agredidos por otros varones.
Anualmente, la Comunidad atiende una media de 100 hombres que han sido víctimas de violaciones y agresiones sexuales cometidas por otros hombres.
Muchos de estos casos se producen en el contexto del chemsex, una práctica que combina sexo y consumo de drogas, y cuya incidencia está creciendo en los últimos años.
El centro ofrecerá también atención especializada a otros colectivos vulnerables, como los hombres en situación de prostitución que sean víctimas de violencia sexual.
Para todos estos casos, el dispositivo contará con un equipo multidisciplinar integrado por profesionales de los ámbitos social, psicológico, sexológico, jurídico y socioeducativo, que abordarán las distintas dimensiones de la atención a la víctima con un enfoque integral y de acompañamiento a medio y largo plazo.
Dávila explica que el centro no atenderá a hombres víctimas de violencia en el ámbito de la pareja heterosexual, en contra de lo manifestado por la ministra de Igualdad cuando se conoció el proyecto.
En declaraciones a los medios, Ana Redondo calificó la iniciativa madrileña de «frívola». Dávila considera que ese tipo de declaraciones «enfrenta a las víctimas y enfrenta a la sociedad«.
Pero desde la Comunidad siguen centrados en su discurso. Aunque reconocen que las agresiones de mujeres a hombres existen, las califican como «totalmente puntuales». Por eso, Dávila recordaba que el foco de este nuevo recurso está en hombres que han sido agredidos sexualmente por otros hombres, con independencia de su orientación sexual o situación personal.
La consejera ha insistido, además, en que la creación de este centro no busca criminalizar a ningún colectivo ni contraponerse a los recursos destinados a mujeres. «La intención no es criminalizar a las mujeres, sino proporcionar apoyo a quienes lo necesiten, reconociendo que también hay hombres víctimas de agresiones», señala.
Para el Gobierno regional, la apertura de este centro supone un paso más en el fortalecimiento de una red de atención a víctimas que sea verdaderamente inclusiva y que responda a las necesidades reales detectadas por los profesionales y por los propios usuarios. «La Administración está obligada a apoyar a todas las víctimas. No podemos mirar hacia otro lado», afirma Dávila.