La sección de módulo de aterrizaje de la sonda Kosmos 482 se lanzó en 1972 y fue diseñada para sobrevivir en Venus. Ahora, realizará una ardiente reentrada a la Tierra en los próximos días y podría impactar en cualquier parte del planeta. Se prevé su reingreso a la atmósfera terrestre aproximadamente el 10 de mayo, aunque podría hacerlo 3 días antes o después de esa fecha.
Un módulo de la sonda Kosmos 482, lanzada por la Unión Soviética en mayo de 1972 y originalmente destinada a aterrizar en Venus, se encuentra en una órbita terrestre elíptica que ha decaído progresivamente durante más de cinco décadas. Diversos análisis, incluido un modelo de reentrada del equipo de SatTrackCam Leiden y observaciones de expertos en vigilancia espacial, coinciden en que la nave regresará de forma descontrolada a la atmósfera terrestre alrededor del 10 de mayo, con una incertidumbre de casi 3 días.
La reentrada podría producir fragmentos que sobrevivan al calor atmosférico y alcancen la superficie viajando a más de 240 km/h, pudiendo impactar en prácticamente cualquier punto entre 52° N y 52° S de latitud, aunque con alta probabilidad de caer en el océano, según informó Live Science.
Kosmos 482 formaba parte del programa Venera, diseñado para explorar la atmósfera y superficie de Venus. Era la “sonda hermana” de Venera 8, lanzada también en 1972 y que operó brevemente en Venus, antes de desintegrarse por el calor extremo del «planeta infernal».
Puede caer sobre cualquier continente
Un fallo en la etapa superior del cohete Soyuz impidió que Kosmos 482 alcanzara la velocidad necesaria para escapar hacia Venus, dejándola atrapada en una órbita terrestre que, tras fragmentarse, generó dos piezas: el cuerpo principal (que reingresó al planeta en 1981) y el módulo de descenso, aún en órbita.
El seguimiento del módulo de descenso ha sido realizado con el software TUDAT por la estación de observación SatTrackCam Leiden. Según el último pronóstico nominal, la reentrada ocurrirá el 10 de mayo de 2025 a las 06:01 UTC, con una desviación estimada de ± 2,8 días, de acuerdo a una publicación de blog. Estos pronósticos se están ajustando periódicamente desde noviembre de 2024, reduciendo la incertidumbre conforme se acerca la fecha.
Con una inclinación orbital de 51,7 °, el módulo de descenso podría reentrar en cualquier punto entre los paralelos 52° N y 52° S, abarcando gran parte de Europa, Asia, África, América y Australia. No obstante, la mayor probabilidad de impacto recae sobre los océanos, dada su extensión.
Posibles fragmentos que sobrevivan
El módulo fue diseñado para resistir la abrasión y altas temperaturas de la entrada en la atmósfera de Venus, recubierto de titanio y con un perfil casi semiesférico de un metro de diámetro. Esto incrementa la posibilidad de que fragmentos de hasta 495 kg puedan sobrevivir al reingreso en la atmósfera terrestre, sin desintegrarse completamente.
Los expertos comparan el riesgo con el de un meteorito de tamaño similar: luego de superar la atmósfera, se estima una velocidad de impacto de 242 km/h y una probabilidad de daño significativo muy baja, pero no nula. Los investigadores señalan que el peligro existe sobre áreas habitadas y deshabitadas por igual, en caso de no caer sobre el agua.
SatTrackCam Leiden, el US Space-Track y otras organizaciones de aficionados de la astrometría continúan observando la evolución de la órbita, en espera de nuevos datos que permitan refinar el pronóstico hasta el último día. A medida que se acerque la fecha indicada, se espera que el margen de error en la predicción disminuya, facilitando alertas locales si los fragmentos logran sobrevivir hasta llegar a la superficie.