Alicante ha entendido la necesidad de ofrecer una propuesta cultural para todos los públicos. Todos los aportan, independientemente de edades y rentas. El festival Costa Sonora es otra de las marcas nacidas con el objetivo de generar un espacio cultural dirigido a los más jóvenes. Mentes inquietas que han conseguido aupar un género proveniente de los márgenes y convertirlo en todo un estandarte del mainstream. 2025 ha sido el año en el que este proyecto ha visto la luz, pese a que ya intentó ser lanzado hace unos años sin éxito.
De los creadores de Negrita y Farándula, ambas unas ofertas de prestigio que han encumbrado el ocio juvenil alicantino, llega este festival cargado de nuevos sonidos y conceptos renovados. Artistas dispuestos a hacer una música libre de etiquetas, que abrazan los conceptos más actuales del género urbano y los mezclan entre sí. Desde reguetón hasta trap, pasando por la nueva ola del pop actual. Da igual cómo lo llames o los sonidos que empleen, porque lo que aquí importa es la actitud y la conexión directa con el público presente.
A falta de cifras oficiales ofrecidas por la organización, Costa Sonora reunió a miles de fieles para disfrutar de las canciones de artistas como Lucho RK, Hard GZ o el más que esperado Kidd Keo. La primera jornada del festival, realizada en el saturado Multiespacio Rabasa, ofrecía un gran registro de artistas variopintos que son vanguardia en la escena moderna. Y no nos vamos a engañar: más allá de los gustos personales, lo cierto es que tienen un reclamo bastante grande entre las nuevas generaciones, algo que hacía tiempo no se percibía.
La música en directo precisa de diversidad de artistas y de público para ofrecer una propuesta apta para todos. Desde el primer artista en pisar el escenario, C Marí, con temas destacados como «Contacto», «90%» o «Sempapa», se puso el listón muy alto en un viernes en el que también aparecerían otros artistas como Disobey (en sustitución de La Pantera) o John Pollõn. Artistas noveles que han conseguido un espacio bastante notorio, con millones de oyentes, en pocos años.
No obstante, lo interesante vendría más tarde: una corriente artística que arrancó Lucho RK con esa capacidad de contentar con muy poco. Sin necesidad de alardes escénicos, realizó un concierto que recordó sus colaboraciones más famosas con artistas de la talla de La Pantera, Danny Romero, Quevedo o Saiko. Un recital de lado a lado, con momentos de cámara entre bastidores que rompieron con lo vivido sobre el escenario y aportaban un grado de diferenciación respecto al resto.
Lo menos bonito de todo esto son las grandes cantidades de alcohol consumidas por algunos asistentes, llegando a pasar factura y siendo necesaria la atención urgente de la seguridad y los sanitarios repartidos por el recinto, que llegaban rápidamente a cualquier incidencia. Dicho esto, lo importante era la música, y el siguiente en aparecer fue el rapero Hard GZ. Con un registro más clásico, el gallego hizo acto de presencia para demostrar los galones que tiene sobre la tarima. Un contacto directo con el público que marcó una de las grandes actuaciones de la noche.
Y el carisma hecho persona llegó con el alicantino Kidd Keo. Podrá entrar en polémicas constantemente, pero su presencia está al alcance de muy pocos. Actuaba en casa, y eso se notaba. Nadie es profeta en su tierra, pero el respetable coreó todas y cada una de sus canciones. Desde las actuales, más sentidas y nostálgicas, hasta las antiguas, no aptas para todos los oídos por sus letras cargadas de referencias explícitas. Sigue siendo líder de un estilo, ese que le permite fluir tanto en castellano como en inglés gracias a sus raíces. Con técnicas al alcance de muy pocos. Y aunque canciones como «Foreign», «One Million» o «Understand Me» quedan lejos, demostraron el talento que había en ese joven incomprendido de Alipark.
El escenario, no obstante, lo rellenaron unas bailarinas muy ligeras de ropa y sus colegas, que aparecían espradicamente sobre el escenario. El público, ubicado a 20 minutos de su casa, coreó «Keo presidente» y demostró que hay devoción por él en la localidad. Eso sí, su voz sonaba aunque no tuviese el micro en la boca, y a los presentes les parecía un detalle sin importancia.
La jornada finalizó con la sesión de Alvama Ice, dispuesto a cerrar por todo lo alto una velada que reivindicó que hay otra forma de consumir música, esa que lleva tras de sí a un montón de almas jóvenes sedientas de ambición cultural. Esos adolescentes que pagaron su entrada pueden ser los próximos en subirse a ese escenario. Porque los artistas del Costa Sonora son músicos que tuvieron la ambición de crear después de escuchar a otros. Artistas mundanos que se han creado su propia marca a base de sacrificio. Y eso es muy loable, gusten o no sus creaciones. Así finalizaba la primera ronda de un festival que sigue este sábado con la presencia estelar de RVFV, Xavibo o MVRK.