A Paunovic le gustaba Kwasi Sibo (Acra, Ghana, 1998) meses antes de convertirse en entrenador del Oviedo, cuando como técnico de Tigres siguió en el Tartiere un choque de los azules y quedó prendado de la intensidad y energía del africano. Por eso no extraña que sea ahora cuando se esté viendo la mejor versión de Sibo.
El pivote atiende a LA NUEVA ESPAÑA en El Requexón tras una esforzada sesión para analizar su momento, el del equipo y las opciones de ascenso. Pero también para relatar su increíble historia personal de Ghana a Oviedo.
-Se le ve bien últimamente.
-Estoy cómodo, contento. Muy feliz en el club y con estos compañeros. Hay que provechar este momento, solo quedan cinco finales y nos llega en las mejores condiciones. Ahora es cuando se decide todo.
-¿Ve opciones de ascenso directo?
-Sí, confiamos en que así sea. Creemos en nosotros. Sabemos que el ascenso directo es posible, solo pensamos en el siguiente partido pero no hablamos de play-off sino de buscar los dos primeros puestos.
-Vienen curvas ahora con dos visitas complicadas.
-De momento nos centramos en el Huesca, pero es verdad que son dos salidas muy difíciles y que nos exigirán lo mejor. Huesca es una final. Estamos trabajando muy duro y estamos listos para ganar allí.
-¿Es este su mejor momento de la temporada?
-Sí, sin duda. Estoy muy bien. Tengo continuidad, la confianza del entrenador y siento que en cada partido aprendo algo nuevo.
-¿En qué ha mejorado Sibo desde que llegó a Oviedo?
-En hablar más en el campo, en eso estoy mejorando. Tengo que comunicarme más y seguir ganando muchos balones para que mis compañeros jueguen. Siento confianza en mí. Y cuando tengo el balón he ganado en tranquilidad.
-Desde fuera ese parece su mayor área de mejora, el pase.
-Creo que lo voy puliendo. ¡Como no voy a mejorar si entreno todos los días con Santi Cazorla! Él es mágico con balón e intento que se me quede algo de su juego. Es un lujo tenerlo al lado.
-¿Qué tal con Paunovic?
-Siento su confianza. Es básico sentir la fe del entrenador, y trato de seguir trabajando duro para devolverle la confianza. Le estoy muy agradecido.
-¿Cuál es la mayor fortaleza de este Oviedo?
-La unión, que somos un grupo y que todo el mundo aporta algo. Eso es lo más importante.
-El fútbol le sonríe a sus 26 años, pero ¿cómo ha llegado hasta aquí? ¿Cómo fueron sus orígenes?
-Mi familia es de Wa, al norte de Ghana, que está en una región muy bonita, como Asturias. Pero yo me crie en la capital, en Acra. El fútbol me gustaba desde pequeño, y ya jugaba uno de mis hermanos, Simon, que ahora está en un equipo en Malta. Estudiaba en la escuela y al acabar salía a la calle a jugar, pero lo hacía descalzo, sin botas.
-¿Sin botas?
-Mi familia no tenía mucho dinero, y somos 6 hermanos. Mis padres se dedicaban a la agricultura. Mi madre solo tenía ahorrado para comprarme zapatos para la escuela o botas, no para las dos cosas. Y decidió que mejor los zapatos. Así que mis primeros partidos son en la calle, con mis amigos, descalzo, pero me recuerdo siempre con un balón feliz.
-¿Y cómo entra en un equipo?
-Un hombre me vio jugar en la calle y me dijo, «¿tú eres el hermano de Simon?». Él ya jugaba en un equipo de niños. El que me lo dijo era el presidente del KFC Samosa. Fui a probar y me quedé.
-Pero ahí ya tendría botas, ¿no?
-¡Sí! Ahí ya me las compraron, tenía 8 años. Ahorraron y me las pudieron comprar. Las primeras que tuve fueron unas Puma King, que me duraron 6 o 7 meses porque no las quitaba nunca y las terminé gastando (risas).
-¿Siempre jugó de mediocentro?
-Sí, siempre. En mi primer equipo, luego en el Cheetah, club muy importante de formación de jugadores y de ahí a Rusia.
-¡Vaya cambio!
-Al final de la temporada jugábamos campeonatos y venían las agencias a vernos. Después de uno de ellos, en el que juego muy bien, me contacta con representante ruso, del Krasnodar. Me dice que me quiere llevar. Allí me fui con 16 años.
-¿Fue duro salir de Ghana?
Imagínate… Con 16 años, sin hablar nada de ruso y dejando a la familia. Lo que peor llevaba era el frío. De Ghana a Rusia… Llamaba cada poco llorando a mi familia porque quería volver. Y ellos me daban fuerza, me decían «aguanta», que mantuviera mi sueño. Además me pagaban un sueldo que era importante para la familia. Por eso me repetían «aguanta, por fa».
-¿Tenía el sueño de jugar en Europa?
-Lo tenía, y por eso le doy gracias a Dios por haberlo logrado. No era sencillo. Pero creo que me lo gané, dejando a la familia, a mis amigos… Me fui solo a un lugar completamente diferente. Por suerte, y gracias a Dios, salió bien.
-¿Quién es mejor su hermano o usted?
-Creo que yo… (se piensa la respuesta). Mejor pon que mi hermano es mejor, a ver si lo ficha algún equipo de España (risas).
-Explíqueme su pasión de joven por Santi Cazorla.
-Fue por culpa de un amigo, Adom Frimpong, que jugaba conmigo en el medio del campo y era un fanático del Arsenal. Adom siempre me llevaba a ver los partidos en la tele con él. Me decía, «Kwasi, el número 8. ¡Fíjate en el número 8! Se llama Santi Cazorla». Yo lo veía y decía, «oh, qué bueno es». Luego cuando jugábamos, en el campo, nos decíamos, «eh pásamela, Santi», «dámela, Cazorla». Era nuestra broma.
-¿Qué dijo Adom cuándo fichó por el Oviedo?
-Me dijo «bro, muy bien por ti, ¡pero consígueme la camiseta de Cazorla!». Se la lleve en Navidad a Ghana y está feliz.
-¿Qué hace Sibo al margen del fútbol?
-No salgo mucho, prefiero estar en casa tranquilo, descansando. Me gusta mucho cocinar, con música de fondo, con «afrobeat». Y luego tres días a la semana entreno por las tardes con un entrenador personal.
-¿Y qué ejercita?
-Un poco de todo, muchos abdominales, que no salen solos (risas).
-¿Cuántas abdominales hace en una sesión?
-800. En ejercicios de 50 en 50, todos diferentes.
-¿Es muy religioso?
-Sí, en mi familia tenemos una historia curiosa. Mis abuelo paterno era musulmán, que es la religión dominante en Wa. Pero la familia de mi madre es cristiana y me educaron en el cristianismo. No es muy normal que en la misma familia haya diferentes credos.
-¿Le manda dinero a su familia a Ghana?
-Siempre. Ayer mismo me llamó mi hermana para recordarme que era comienzo de mes (risas). Una parte de lo que ganó es para la familia, claro. Lo más bonito de ser futbolista es poder ayudarles económicamente. Este es un buen trabajo, bien pagado, y si puedo ayudarles siempre lo haré. Me hace feliz hacerlo.
-¿Hay alguna tradición de Ghana que mantenga?
-Sí, el Akwasidae. Yo pertenezco a la cultura Ashanti, que tiene mucha tradición en Ghana. Celebramos el Akwasidae, que es un rito que honra a los antepasados.
-Un sueño en el fútbol.
-Jugar en Primera División con el Oviedo. Y jugar con Santi Cazorla en Primera.
-¿Dónde se ve cuando deje el fútbol?
-Volveré a Ghana. Seguro. Viviré en mi país. Me veo montando una agencia, ofreciendo a chicos ghaneses la oportunidad que yo tuve.
-Para acabar, defina a Kwasi Sibo con una frase.
-¿Kwasi Sibo? Nunca lo encontrarás sin una sonrisa.
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