De la ‘sospecha’ de que Alternativa para Alemania (AfD) es un partido de extrema derecha se pasó a la constatación de que pertenece a ese espectro, según constata un informe de unas 1.000 páginas presentado por los servicios secretos de Interior, el llamado Servicio de Protección de la Constitución o BfV, por sus siglas en alemán.
Esta recalificación del partido, la segunda fuerza a escala nacional, no altera ni su sólida posición en el Parlamento (Bundestag) emanada de esos comicios, ni su operatividad o la financiación pública que percibe. Pero sí refuerzan los argumentos a favor de mantenerlo el férreo cordón sanitario, el ‘Brandmauer’ en alemán o ‘cortafuegos’ en español, en torno al partido que ocupa 152 escaños, del total de 630 del actual Bundestag. Solo le supera el bloque conservador del próximo canciller, Friedrich Merz, con 208 puestos, mientras que los socialdemócratas, socios de coalición del próximo gobierno, tienen apenas 120 escaños.
Para el BfV, es un hecho comprobado que el partido liderado por Alice Weidel y Tino Chrupalla vulnera el artículo primero de la Constitucional alemana, según el cual ‘la dignidad de la persona es inviolable’. Es un partido que incita a la violencia, difama y pretende recortar los derechos de los refugiados u otros extranjeros, así como a la población con raíces no alemanas, indicó la ministra del Interior saliente, la socialdemócrata Nancy Faeser.
La cúpula de la AfD reaccionó de inmediato con un comunicado en que afirma recurrirá ante la justicia contra lo que califica de ‘difamación que pone en peligro la democracia’. Recurre así a la estrategia del victimismo, la baza que usa también frente al cordón sanitario.
El informe del espionaje de Interior no deja margen para la duda. Tanto por sus objetivos como por sus actividades, la AfD vulnera la Constitución, no solo en lo que respecta al primer artículo de la Ley Fundamental. Además de menospreciar la dignidad humana actúa contra los principios de la democracia y el estado de derecho.
El informe sigue a una primera evaluación de 2019 en que se calificó a la AfD de organización ‘sospechosa’ de practicar el extremismo derechista. A partir de entonces, el espionaje de Interior ha tenido bajo observación a la militancia y cargos del partido, lo que llevó de forma gradual a sucesivas recalificaciones parciales para las Juventudes a la AfD o las delegaciones regionales más radicalizadas, como la de Turingia, en el este del país.
Un balón en el tejado para Merz
La presentación este viernes del informe se produce a pocos días del relevo en el poder. El gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz ha seguido en funciones tras su derrota en las elecciones del pasado febrero. El líder conservador Friedrich Merz se someterá a su elección en el Bundestag el próximo martes al frente de una coalición con los socialdemócratas. Merz ha sostenido siempre que mantendrá el cordón sanitario contra la AfD, a la que descarta como socia. Pero desató las críticas en su propio bloque conservador al aceptar el apoyo de ese partido para una moción destinada a endurecer la política migratoria.
Pese al informe de los servicios secretos, no hay un ‘automatismo’ que implique la solicitud de su ilegalización por parte del Tribunal Constitucional, recordó la ministra saliente. En Alemania, solo el Constitucional puede ilegalizar un partido nacional, aunque pueden solicitarlo tanto el gobierno, como la cámara baja (Bundestag) o la alta (Bundesrat). Son muchos los obstáculos que deben superarse hasta lograr la prohibición. En toda la historia de la República Federal de Alemania (RFA) solo prosperaron dos ilegalizaciones, ambas en los años 50, la del Partido Comunista y la del partido heredero del nacionalsocialismo de Adolf Hitler. Más recientemente se solicitó la prohibición del partido ultra NPD, pero fue rechazada por el Constitucional porque, pese a reconocérsele como neonazi, se consideraba demasiado débil como para lograr derogar el orden constitucional.
Recientemente se formó una alianza de amplio espectro, con diputados de todos los partidos menos de la AfD, para pedir su ilegación. No logró el respaldo suficiente para prosperar, pero el nuevo informe del espionaje podría darle bríos renovados. Con la AfD el argumento de la debilidad no funcionaría. Está en auge, presente tanto en el Bundestag como en cámaras regionales y en la Eurocámara. Los sondeos le colocan ahora casi igualada o incluso superando a los conservadores de Merz. A escala europea, está fuera de los dos grandes grupos de Estrasburgo, el de Conservadores y Reformistas de la italiana Giorgia Meloni y el de los Patriotas por Europa en que están el húngaro Víktor Orbán y la francesa Marine Le Pen. Tiene un grupo minoritario, el de los Soberanistas, donde se agrupan los partidos más radicalizados dentro de ese espectro.