2024 ha sido el año más duro para la ‘influencer’ y empresaria italiana Chiara Ferragni, de 37 años Pero, como el ave fénix, está dispuesta a renacer, aprender de sus errores y comenzar de nuevo. Tras el complicado divorcio y los escándalos de infidelidad de su ex, el rapero Fedez, enfrentó los días más negros de su carrera como empresaria con el ‘Pandoro Gate’, pues salió a la luz que se aprovechaba de una venta benéfica que era un fraude, asunto por el que aún está pendiente de juicio por estafa.
Su reputación, ganada durante años como figura pública internacional -fue una de las primeras famosas de internet gracias al éxito de los ‘looks’ publicados en su blog ‘The Blonde Salad’, y construyó un imperio multimillonario sobre su propia imagen-, se fue al traste y las firmas dejaron de confiar en ella, y su propia marca cayó en barrena.
La italiana posee dos grandes negocios: Tbs Crew, que gestiona tanto su blog como sus colaboraciones comerciales, además de las de su hermana Francesa y su madre, también en influencers; y Chiara Ferragni Brand, la firma de ropa, accesorios y ‘beauty’. Todo bajo la sociedad llamada Fenice, cuya facturación hace aguas y ha perdido 10 millones de euros desde finales del 2023.
Sociedad Fenice
Su marca de ropa es clave en su negocio. Fundada en 2013, cuenta con 300 puntos de venta, y dos tiendas físicas en Roma y Milán. Pero esta última cerró en agosto, y se especulaba con el adiós total a su línea de moda.
Tras el cierre de esta última el pasado agosto, la más emblemática, flotaba en el aire la posibilidad de que Chiara Ferragni dijera adiós a su marca.
Sin embargo, tal como ella misma ha explicado en su perfil de Instagram (28,5 millones de fans), desde este martes 29 de abril es la accionista mayoritaria de dicha empresa: «Hoy quiero contarles algo: me he convertido por primera vez en accionista mayoritaria de la marca Chiara Ferragni. No es solo una cuestión de cuotas o porcentajes: es un comienzo».
«Construir algo nuevo»
Ferragni ha adquirido el 99% de su propia empresa. Con esta maniobra, la ‘influencer’ se convierte en la única responsable de la gestión de la marca. «Se trata de ser libre, por primera vez, para llevar adelante mi marca y mi nombre. No estoy aquí para contarte un cuento de hadas, los cuentos de hadas no existen. Pero sé que estoy intentando construir algo nuevo».
Vuelta al ruedo a cuenta gotas
Esta estrategia de la ‘socialité’ de lavar su reputación coincide con una vuelta a la luz pública, con algunas colaboraciones en el sector de la moda. Estuvo en la pasada Semana de la Moda de Milán, en París, acudió a los desfiles de Stella McCartney y Schiaparelli en París, y fue una de las estrellas de relumbre en la ceremonia de los Premios Goya.