El apagón propició que en la noche de este lunes casi cualquier punto se convirtiese en efímero ‘destino starlight’ para los aficionados a la fotografía astronómica. No hizo falta irse a montes remotos: incluso desde el centro de una ciudad tan iluminada como Vigo –no digamos ya en Navidad–, y gracias a la escasez de nubes, pudo admirarse un firmamento cuajado de estrellas. Así lo captaron José Valdivia y Jorge Calderón, que mostraron sus fotografías a Faro de Vigo.
«Poder hacer actividades astronómicas dentro de la ciudad es algo que con suerte no volverá a pasar, y si pasa esperemos que sea una coordinación con el Ayuntamiento o algo así», dice Jorge Calderón, astrónomo aficionado y fotógrafo ‘starlight’. Al contrario que muchos de los que comparten su pasión, optó por quedarse en el casco urbano de Vigo para captar unas imágenes inéditas e impactantes: miles de estrellas sobre el edificio del Ayuntamiento y otros lugares de la ciudad, como en la Praza do Rei; sobre O Castro; los caballos de Praza de España; el estadio de Balaídos y en cualquier trozo de cielo entre los edificios del centro.
«Llevé grandes angulares para meterme en las calles donde estaban los edificios con todas las luces apagadas –relata a Faro de Vigo–. Me paró dos o tres veces la policía, veían a un tipo en la oscuridad con una cosa en la mano», cuenta el fotógrafo, que evitó las afueras para que las luces largas de los coches no estropeasen las fotos. «Pones 20 segundos de exposición, viene un fogonazo de un coche y esa foto ya no vale», explica.
A la 1 de la madrugada en la ciudad apenas había nadie, «prácticamente solo ambulancias y policía», y tuvo que moverse contra reloj, porque el flujo eléctrico podía llegar en cualquier momento. Eso frustró su visita al Halo, a las 2 de la mañana. Sus últimas instantáneas fueron en Fragoso, A Florida y Balaídos, en la zona donde reside. «Intenté un ‘time-lapse’ [cámara rápida] desde Balaídos, pero entraron las nubes», dice Jorge Calderón, que vio frustrada su intención de captar la Vía Láctea.
Ermita de la Virgen de las Nieves, en el Monte da Peneda. / José Valdivia
Nuestra galaxia, el «espinazo de la noche», como la llamaba Carl Sagan, fue también el objetivo de José Valdivia, de Arcade, que subió al Monte da Peneda (329 metros), en el límite entre Redondela y Soutomaior. «Me gusta sacar la Vía Láctea, pero sale tarde, se empezó a nublar y lo dejé», explica.
El Monte da Peneda, con su ermita de la Virgen de las Nieves y su sobreira (alcornoque) centenaria, es un punto de observación privilegiado desde donde captó una impresionante panorámica con el puente de Rande iluminado bajo las estrellas. «El puente de Rande y el aeropuerto estaban iluminados y daban algo de destello, pero Vigo apagado fue una maravilla», dice este fotógrafo, que también captó las auroras boreales de meses pasados desde ese mismo mirador.
La del lunes fue una noche perfecta para los «cazadores de estrellas», aunque nadie –ni siquiera quienes obtuvieron «beneficios astronómicos»– desea que se repita.