¿Alguien lo dudaba? Casi cuatro años después de aquella infausta reunión del Consejo Nacional del Agua, en el que el Consell de Ximo Puig ni se enteró de la jugada, las nuevas normas de explotación del trasvase Tajo-Segura han dictado sentencia y, paradójicamente, en uno de los mejores momentos de las reservas de agua de la historia del Tajo, supeditan el futuro de la provincia de Alicante al agua desalada. El caudal enviado se reducirá casi a la mitad a partir de 2027. No hay más, cambio climático aparte, la provincia vuelve a perder y demuestra que no pinta nada en Madrid porque esta derrota es política, no ambiental
El golpe definitivo al trasvase, más por ideología que por ciencia, empezó a fraguarse hace ya casi cuatro años, cuando se hizo público que el Ministerio para la Transición Ecológica, apoyado en informes técnicos (sabemos de sobra que los estudios rara vez contradicen lo que quiere que digan el que los encarga), preparaba el primer «tajo» al trasvase en el Consejo Nacional del Agua al cambiar las normas de explotación para que el trasvase máximo mensual pasara de 38 hm3 mensuales a los 27 hm³, que debido a “razones de Estado” como es la prevención frente a la sequía, han dejado el último trasvase, el del pasado junio, en 8,5 hm³ para el regadío.
El mismo Consejo Nacional del Agua -el nombre de los miembros es insustancial- que en 2013, presidido por el entonces ministro popular Miguel Arias Cañete, ordenara corregir – error tipográfico, se dijo- que el trasvase máximo mensual de Tajo quedara en 38 hm3 y no en 30 hm3 como así figuraba el documento por recomendaciones técnicas. Para que vean el caso que hacen los políticos a sus profesionales. Las mismas justificaciones que lo han bajado hace unos meses a 27 hm³, para mayor gloria de Emiliano García Page, el barón socialista que más manda en el agua en España.
El Ministerio de Agricultura ya ha recortado desde 2016 casi a la mitad el envío de agua del Tajo a la provincia al pasar de los 38 hm3 mensuales que hubieran correspondido con las antiguas normas de explotación, en vigor hasta octubre de 2022, y sin ni siquiera resolverse el tema de la cesión de derechos (compra de agua en otras cuencas) que se incluyó en el memorándum y no se ha desarrollado.
Los datos: la cabecera del Tajo soporta el 85% de la demanda de agua y tan sólo tiene el 45 % de los recursos. Este río acusa, además, una fuerte diferencia hidrográfica y climática, ya que tiene una cabecera hidrográfica, en la cordillera Ibérica, y una cabecera pluviométrica en los macizos de Guadarrama y, sobre todo, de Gredos con grandes desequilibrios de lluvias. En la cabecera llueve menos incluso que en el río Segura, con precipitaciones medias anuales que no suelen superar los 500 litros por metro cuadrado. En cambio, en la cabecera pluviométrica, que se encuentra en la sierra de Gredos, las precipitaciones se sitúan entre 2.000 y 2.500 litros por metro cuadrado al año. Algo denunciado desde hace años por el Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante y que sigue sin resolverse.
Alicante se juega más de mil millones de euros al año (casi 167.000 millones de las antiguas pesetas) en la producción hortofrutícola que depende del trasvase. El agua del Tajo es irrenunciable y no se puede sustituir sin más por la desalada, ocho veces más cara. En concreto, Alicante exporta todos los meses a Europa, norte de África e incluso Senegal toneladas de frutas y verduras, cereales, azúcar, café, cacao, carne, lácteos, huevos, carne, semillas y frutos oleaginosos, piensos y hasta tabaco, imposibles de producir sin el agua del Tajo. La facturación mensual de las exportaciones oscila entre los 85 y los 90 millones de euros. Cada hectómetro cúbico que se deja de trasvasar tiene un impacto económico de cuatro millones euros y una repercusión negativa sobre el empleo de 87 trabajadores.
El aumento en dos metros cúbicos por segundo del caudal ecológico en el Tajo (datos de la propia CHS) traerá unas consecuencias desastrosas para el futuro socioeconómico de Alicante y Murcia, ya que los 105 hm³ que dejarán de llegar del río por el trasvase no podrán ser sustituidos por agua desalada al no haber suficiente capacidad para producir agua dulce, incluso una vez realizadas las oportunas ampliaciones.
Los técnicos aconsejaban que todo siguiera igual, que no se tocara el caudal actual y elevaron a 8.000 empleos la pérdida de puestos de trabajo directos, además de alertar de que el recorte no solo afectará al regadío, sino que perjudicará al abastecimiento urbano e industrial, que absorberá toda el agua de las desaladoras pero con un sobrecoste de unos 20 millones de euros al año, que deberá ser asumido por los ciudadanos, un millón de personas en la provincia de Alicante.
La Mancomunidad de Canales del Taibilla compra el agua del trasvase a 0,18 euros el metro cúbico y la desalada está ya a 1,2 euros el metro cúbico, por lo que el desfase es abismal. Treinta y cinco municipios y sus industrias de la provincia, entre ellos Alicante, Elche, Santa Pola y todos de la Vega Baja se verán afectados por el incremento de los precios si deja de llegar agua del Tajo. Es decir, el incremento del uso del agua desalada implicará una subida en el precio de la factura de agua de los hogares de Murcia, Alicante y Almería. Esta situación supondrá asimismo un gran daño medioambiental, ya que los cultivos funcionan como los principales sumideros de CO2 del entorno ya que son una de las herramientas básicas para combatir el cambio climático en la zona.
Ni el Consell, ni la Diputación, ni los propios agricultores (estos envueltos en una batalla que es política y no saben manejar) parece que puedan resolver un asunto que siempre tuvo que solucionarse en Madrid desde la negociación política porque, solo faltaba que fuera lo contrario, no olviden que los movimientos del Ministerio están amparados por la ley. Nunca fue viable que el tema pudiera pararse en los tribunales, como así ha sido, y, si no, ahí tienen, por ejemplo, las decenas de recursos presentados por el gobierno de Castilla-La Mancha contra los trasvases aprobados desde que en los 80 comenzó a llegar agua del Tajo. Ni uno ha salido adelante, pero al final Page se sale con la suya por otra vía.