Hoy se cumplen seis meses de la tragedia que dejó 224 víctimas en Valencia. La dana causó multitud de daños, que se han cifrado en un sinfín de millones de euros. Hasta 37 campos de 30 municipios quedaron inhabilitados por la riada con unos costes que superan los 24 millones de euros. Alrededor de unos 7.000 jugadores federados han visto truncada su vida futbolística durante los últimos meses.
Una de las poblaciones que más afectada se vio fue Paiporta, donde residen dos clubes deportivos de fútbol con cerca de 1.100 niños.
En el caso del E1 Paiporta, aún no tiene campo propio donde entrenar y jugar. De hecho, ni han comenzado las obras de reconstrucción y tampoco se sabe cuando empezarán. La presidenta del Club, Yolanda Folguera, confía en que para la temporada que viene ya puedan disponer de su campo, que se ha estimado que arreglarlo costará unos 900.000 euros porque no solo hay que poner un césped nuevo, sino también tuberías e instalaciones. Las obras de adecuación las realizará la Federación Valenciana de Fútbol, que se ha comprometido con el club. «Actualmente nos tenemos que trasladar a otras ciudades para desarrollar la actividad física. A los campos que más estamos yendo es al estadio que la Federación Valenciana de fútbol tiene en Picassent y a Puçol, que está a más de una hora de la localidad, pero nos lo presentan gratuitamente», confiesa. Una situación que comienza a cansar tanto a los jugadores como a sus familiares «que tienen que hacer un mayor esfuerzo para poder ir a entrenar». Además, el no saber cuándo se van a disponer de las instalaciones del club está provocando que muchos jugadores estén pidiendo la baja: «En mis 13 años como presidenta siempre he aceptado cualquier baja que se me ha solicitado, pero este año no. No me parece justo hacerlo, porque si se dan de baja uno o dos de un equipo el resto no podría incluso ni competir. Tienen que adquirir un compromiso y ese es de un año. No me gusta no darlas bajas, pero es una situación complicada. Hay familias que no ven la luz al final del túnel, pero insisto en que el 30 de junio son libre de irse o de quedarse en el E1 Paiporta”. Forgueras ha expresado su deseo de que para esa fecha ya pueda ofrecer a los jugadores y sus familiares una solución para que decidan quedarse.
La presión aumenta para la directiva del club a la que no paran de presionar otros equipos de la zona que quieren llevarse a sus jugadores: «Al principio todos son muy solidarios, pero ahora me han llegado a llamar entrenadores y directores deportivos para que diera la baja a alguno de mis jugadores. Se están aprovechando». Además, la situación se complica para el E1 Paiporta al que el dinero se le agota: «Después de la tragedia la Fundación Trinidad Alfonso nos donó una cuantía económica que nos ha ayudado mucho con los desplazamientos, pero se nos ha acabado y ahora la situación se nos complica. Menos mal que en las competiciones no tenemos que pagar el arbitraje de los partidos, que los paga la Federación Valenciana de Fútbol, sino no nos podríamos hacer cargo».
El único lado ‘positivo’ de la situación que está viviendo el club es que en enero pudieron comenzar la competición los 38 equipos del club, al cual pertenecen 580 niños. Ningún conjunto ha tenido que ser retirado de la competición, excepto los más pequeños de 3 y 4 años que no jugaban una liga regular. Por lo que Yolanda Folguera se ha mostrado muy orgullosa de que por lo menos se pueda «volver» a esa normalidad.
Por el contrario, uno de los clubes que ha corrido con más suerte ha sido el de Catarroja, que de los dos campos de los que disponía ya ha recuperado uno, el del polideportivo, hace un mes, gracias a la Fundación Trinidad Alfonso y al Villarreal. El otro estadio, el Mundial 82, será inaugurado el 6 de mayo. El Valencia CF ha sido el encargado de la reconstrucción. Para el FBCD Catarroja han sido unos meses «muy duros», donde «no veían la luz» y «estaban desbordados». Aunque, según su presidente, Óscar Banacloy, ahora mismo están mucho mejor de lo que se podían imaginar hace unos meses. «Estamos super contentos e ilusionados por haber recuperado nuestras instalaciones. Pensábamos que este año ya iba a ser perdido, pero soñamos con que la temporada que viene sea completamente normal», ha asegurado el presidente. Al igual que el E1 Catarroja, las competiciones las comenzaron en enero todos los equipos, los 43, y no han tenido que sacar a ninguno de la competición. «Nos lo hemos tomado como que este año ha sido excepcional por las dificultades», ha señalado Banacloy.
Otra de las coincidencias con Catarroja con la solicitud de bajas. «Tenemos niños desde los 5 a los 18 años y no es lo mismo estar en tu pueblo e ir a entrenar o jugar que tener que desplazarte para hacerlo. Ha sido muy duro para todos, padres, niños, entrenadores… A nosotros nos han solicitado unas 100 bajas y hemos pasado a ser unos 650 jugadores. Entendemos la situación que les ha tocado vivir».
En Massanassa el color esperanza no es el verde, sino el rojo. El rojo del Atlético Osasuna. El club navarro y la población de l’Horta Sud siempre tendrán un vínculo especial. La institución ha financiado la reconstrucción del campo Vicente Moreno, que lleva el nombre del entrenador de Osasuna y vecino del pueblo. Allí entrenan y juegan el Massanassa CF y el CDB Massanassa. De los hasta 37 campos afectados en el primer trimestre del año se han recuperado el de La Torre, Catarroja, Aldaia, Beniparrel y Algemesí gracias a entidades como la Fundación Trinidad Alfonso y el Valencia Basket. También ha contribuido a la reconstrucción el proyecto ‘Alcem-se Esport’, iniciativa impulsada por Juan Roig. Aunque aún son muchos los que siguen esperando que sus instalaciones estén listas. Los campos de Sedaví y de Alfafar están en fase de reconstrucción, en cambio, Venetusen y Paiporta CF, campo de la Federación Española de Fútbol, no tiene un espacio propio donde continuar con la actividad física de los jugadores.