Enrique tiene 90 años y va a diálisis cada tres días a las siete de la mañana. De ahí volvía a medio día, justo a las 12:30 llegaba a su edificio en la calle en el distrito de Algirós, en València, cuando tuvo lugar el apagón masivo en España que duró varias horas. El hombre va en silla de ruedas y no puede subir escaleras y las personas que le acompañaban, la mujer que le cuida y su hija, han decidido esperar en el bar de abajo de casa a que volviera la luz.
Suben a un señor de 90 años 12 pisos a pulso tras volver de diálisis durante el apagón. / Francisco Calabuig
Lo que no sabían es que tardaría tanto. El apagón afectó al ritmo de vida sobre todo de las personas con movilidad reducida y mayores como Enrique, que necesitan ascensores para subir y bajar de su casa. Por eso, esperando a que volviera pronto la luz aguardaron en el bar de abajo. Se hicieron las 16:30 horas de la tarde y Enrique estaba cansado, «hecho polvo». «Después de ir a diálisis es como si hubieras corrido una maratón y él no podía más». Entonces, la hija, la cuidadora y un par de vecinos voluntariosos se decidieron a subirle a pulso 12 pisos a su casa, donde aguardaba su mujer, también dependiente e incomunicada. Sin luz, sin teléfono y sin contacto con su marido o su hija.
Una vez llegaron arriba, entre nerviosismo y mucha fuerza, la mujer estaba muy nerviosa por la nula información que tenía de la situación, además de estar asustada. Enrique, además de la diálisis, necesita una máquina para eliminar el dióxido de carbono y poder respirar, pues otra enfermedad respiratoria añadida le impide hacerlo de forma autónoma.

Enrique junto a su mujer y su familia tras subir 12 pisos a pulso por no haber ascensor. / Francisco Calabuig
«No funcionaba el montacargas, ni el ascensor y mi padre es una persona en silla de ruedas, así que hemos decidido subirlo andando entre mi marido, la chica que le cuida y un hombre que nos ha ayudado, Fran», cuenta la hija de Enrique, Bea. «Entre cuatro personas hemos subido una silla de 14 kilos más los 66 kilos que pesa mi padre. Cuando oímos lo del ascensor no pensábamos venir a su casa porque pensábamos que todo estaba bien, pero menos mal que hemos venido porque mi padre estaba en la calle y no había forma de subirlo si no era así», dice su hija.
«Mi padre necesita una máquina para respirar cada noche»
Por otra parte, Enrique utiliza una máquina llamada Bpap dos veces al dia; a medio día y por la noche que le ayuda a respirar. «Ahora cuando ha subido no hemos podido ponérsela porque no había luz y esto va enchufado a la corriente, le hemos acostado y está más tranquilo pero estamos muy preocupados por que esta noche vuelva la luz, sino, pediremos ayuda para que le trasladen a algún centro de salud donde pueda acceder a esta máquina», decía a media tarde su hija, Bea.

Vuelta de Enrique a su casa tras subirle a pulso 12 pisos. / Francisco Calabuig
Pocas horas después la luz se fue restableciendo en distintos puntos de la ciudad de València, también de otras comunidades autónomas y las principales ciudades españolas.