El fin de semana que acaba de quedar atrás es uno que le ha sentado de lo peor a Luka Doncic, uno que puede quedar grabado de infausto recuerdo para siempre en la memoria del esloveno. Empezaba con un virus estomacal que le dejaban mermado para que los Minnesota Timberwolves del infinito Anthony Edwards pusieran el 2-1 en la noche del viernes al sábado, seguía con la derrota de su Real Madrid difícil de digerir en la final de Copa del Rey ante el Barça y anoche los Timberwolves le asestaban un puñetazo casi letal al estómago. Los Wolves infligieron a los Lakers otra derrota en su guarida (116-113) para aullar de lo lindo con el 3-1 en la serie y dejar a los de púrpura y oro agonizando pese a los 38 puntos de Luka Doncic con un 13/28 en tiros y un 5/12 en triples y los 27 de LeBron James con un 5/9 en lanzamientos.
Y gracias a los 43 de Edwards, esa constante amenaza latente con tamaño de lobezno con sus 1,93 y escasa envergadura pero alma de despiadado viejo lobo sanguinario. incansable y con una incisiva eficiencia medida en un 12/23 en tiros de campo y un 5/10 en triples. El equipo de JJ Redick llegó a tener 12 puntos de ventaja en el tercer cuarto y llegó al último 84-94 arriba.
Con estética e incluso madera de Michael Jordan con el cuidado que merecen siempre las comparaciones con el GOAT, Ant-Man tuvo de mucho hormiga atómica para hacer honor a su apodo con esa arrogancia que le define -la que al final todo grande debe tener-, y esas agallas para desafiar y tumbar al mismísimo LeBron James al final.
The King, con 0 puntos en el último cuarto pese a que alguna que otra remarcable acción defensiva portentosa, fue decisivo para mal para sus Lakers, cometiendo una falta determinante sobre la estrella de los Timberwolves cuando Minnesota ganaba 114-113 a falta de 10 segundos.
LeBron, intentando detener a Edwards en una penetración, pareció tocar el balón limpiamente y los árbitros dieron balón a los Lakers después de que la bola pareciera tocar en última instancia en el base. Sin embargo, los Timberwolves tomaron una sabia decisión al pedir la revisión de la jugada, que mostró contacto por parte de The King, quien no rechistó nada. Edwards hizo su trabajo metiendo los dos tiros libres y la jugada final de los de púrpura y oro acabó con un triple fallido de Austin Reaves, autor de 17 puntos pero errático cuando su equipo más le necesitaba.
Minnesota obligó a Doncic soltar rápido el balón de sus manos con una defensa doble a media pista, aprendida ya la lección del año pasado, cuando el equipo de Chris Finch confió en la defensa de Rudy Gobert en el partido de dos para que el esloveno acabara silenciando a su bulliciosa hinchada con un triplazo. El francés le pegó un codazo a LeBron en un lance, acción que fue sancionada con una flagrante de tipo 1.
Al margen de esa fiera incontenible llamada Anthony Edwards, la variedad de trampas de los lobos acabó atrapando a Luka Doncic, quien acabó agotado sin poder imponer su ley al final ante todas las sorpresas que se encontró en la guarida en una combinación de fiereza, diligencia e inteligencia por parte de los Wolves.
Minnesota le lanzó todo tipo de coberturas, con la garrapata Jaden McDaniels jugando al acoso derribo con el ex del Real Madrid, quien esta vez mantuvo la compostura sin dejarse llevar por los aspavientos incluso sin anotar en los últimos cinco minutos. Aparte de vérselas con distintos tipos de defensores – Edwards también le hizo pasar un mal rato en algún que otro momento-, los Wolves fueron variando su enfoque defensivo colectivo entre el tipo de alineaciones y de coberturas del pick and roll.
Minnesota ha encontrado la respuesta ante el small-ball de los Lakers, en el que el rol de Rui Hachimura como ‘5’ desestabiliza a su defensa, pues obliga a Rudy Gobert a alejarse de la pintura por la amenaza exterior del japonés, un cuchillo también penetrando si no tiene opción de tiro y que se fue a los 23 tantos. El jugar con el móvil dúo Julius Randle – Naz Reid permite a los Timberwolves cambiar todo en los bloqueos y agobiar a Doncic con 2×1 momentáneos en los que el segundo defensor recupera rápido posición.
Cuando los de púrpura y oro empezaron a encontrar triples abiertos en este contexto, Minnesota confió a Naz Reid la compleja misión de hombre grande que se quedara con el ’77’ en el perímetro tras bloqueo. El Sexto Hombre del Año de la pasada temporada, dio aire también a los Wolves en el otro lado de la cancha con 12 puntos y un par de triples decisivos al final, también apuntándose a los dobles dígitos Randle (25) y McDaniels (16) para culminar su sobresaliente trabajo sobre Doncic.
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Los Timberwolves pueden carecer de alternativas ofensivas y, como muestra de ello, los 44 minutos de Edwards que en muchas ocasiones se las vio solo ante el mundo. Pero presume el equipo de Chris Finch de mucha riqueza defensiva, capaz de darse el lujo de neutralizar por completo a Doncic en su momento fetiche, el del final de los partidos. Los Lakers intentarán aferrarse a la vida en la madrugada del miércoles al jueves (04:00), en la que Minnesota puede asestar el fatal bocado final. El morbo de las mariposas en el estómago seguía bien vivo en el esloveno pese a todo, pero los lobos las devoraron.