23.30 horas. Y se hizo la luz. La Marina Alta ha recuperado el suministro eléctrico a esa hora. Muchos vecinos se habían ido ya a la cama. Y les ha despertado una luz que se habían dejado encendida, el pitido de la nevera o los mensajes en cadena del móvil. El día a oscuras (radiante en la calle) ha provocado sobre todo pérdidas en la hostelería. Los bares, restaurantes y las heladerías se han visto obligados a tirar género que se ha descongelado. Algunos, previsores ellos, cuentan con generadores y con placas solares y han sobrellevado bien la contigencia. Mientras, los bomberos han realizado decenas de rescates de vecinos atrapados en los ascensores.
¿Un día extraño? Quizá lo extraño es esa «normalidad» de pasarse el día enfrascado en el móvil. Hoy las calles bullían de gente. Los balcones se han convertido en esos refugios que ya fueron durante la pandemia. Las familias salían a la luz natural. Los parques infantiles de la Marina Alta estaban a tope de niños y niñas. Un día sin pantallas es una maravilla. Las playas, en este día festivo o medio festivo de Sant Vicent, también han registrado una notable afluencia. El día sin luz los vecinos y turistas han buscado el sol. El apagón general ha demostrado que se puede vivir sin móvil. Toda una iluminación.
Un cartel de un restaurante de la playa de Xàbia que se ha visto obligado a cerrar / A. P. F.
Hospital y el día después
El hospital de Dénia ha echado mano de sus grupos electrógenos. Ha cancelado citas en consultas externas y cirugías no urgentes. Las Urgencias sí han funcionado.
Mañana será otro día. Y un día ya con luz eléctrica. Los hosteleros empezarán a hacer recuento de pérdidas para presentar reclamaciones y pedir indemnizaciones. Otras actividades de la Marina Alta, una comarca cuya principal «industria» es el turismo, no se han visto tan afectadas.