El regreso de la luz a los principales núcleos urbanos de Sagunt y al resto de la comarca pasadas las 17,30 horas no ha evitado numerosas incidencias a raíz del apagón registrado sobre las 12,30 horas. Los avisos a los bomberos por personas atrapadas en ascensores se han sucedido desde el primer momento en la capital comarcal, con rescates como el de una mujer y dos niñas pequeñas en la calle Camí Reial.
También policías locales de Sagunt y Canet d’en Berenguer se han empleado a fondo para atender estas situaciones, al recibir órdenes los bomberos de tener que esperar instrucciones para atender los casos más urgentes pues se ha dado prioridad a los casos que implicaban a ancianos y menores. «En estos momentos, la policía local ya ha liberado a todas las personas atrapadas en ascensores», decían desde el Ayuntamiento de Sagunt a preguntas de Levante-EMV poco después de que regresara la luz pasadas las 17:30 horas.
Los agentes también han prestado asistencia a accidentes de tráfico y han realizado servicios especiales «para aquellas situaciones sanitarias que lo requieran en contacto con las autoridades del hospital y de los centros de salud», según aseguraba el alcalde, Darío Moreno, llamando «a la calma y a evitar cualquier tipo de trayecto o de actividad que no sea imprescindible» antes de que se recuperara la luz.
La ausencia de suministro también ha reducido al mínimo la actividad en muchos bares y pequeños comercios, dadas las limitaciones a la hora de hacer los pagos.
Problemas para bajar las persianas
Aunque algunos establecimientos han seguido funcionando en un primer momento a oscuras y vendiendo sin apenas luz, posteriormente se han generalizado los cierres, por más que a muchos les costara bajar unas persianas que, en condiciones normales, funcionan con electricidad.
La principal preocupación se ha visto en locales como heladerías, que temían perder todo su género si la situación se prolongaba y han optado por cerrar.
En otros, como las gasolineras, la actividad se ha reducido a las ventas de productos, ante la imposibilidad de que los vehículos pudieran repostar. Mientras, algunos bares se limitaban a servir lo que podían cobrar en metálico y algunos albañiles recuperaban las técnicas tradicionales para hacer hormigón.