El Espanyol ha cogido confianza. El balón no le quema en los pies. Se atreve a combinar, a guardar la pelota, a contragolpear en misiones colectivas y no solo a través de un soldado solitario. Los últimos resultados han tenido efectos vitamínicos. Jugar así ante el Villarreal, que no es un equipo de cojos precisamente, dice mucho del crecimiento de los blanquiazules. Pero no fue suficiente. Por primera vez en lo que de año el equipo blanquiazul se quedó sin marcar y al cuadro amarillo le bastó un remate certero de Yeremy Pino para llevarse una victoria que le permite regresar a la zona Champions.
No es una derrota grave, la primera desde el 12 de marzo, para el objetivo de la salvación. El Espanyol es decimotercero a siete puntos de la zona roja con cinco partidos por jugar. Y la manera de perder no desanimó a nadie. «Se nos ha escapado puntuar aquí en La Cerámica, pero el trabajo del equipo ha sido espectacular. Llevamos toda la segunda vuelta compitiendo contra todos y jugando así no se nos va a escapar nuestro objetivo», valoró Joan García, de nuevo fenomenal bajo los palos.
Salvador Joan García
La lástima es que esta consistencia blanquiazul no dura aún los 90 minutos. Todo el buen comportamiento de la primera parte se fracturó nada comenzar la segunda. Yeremy Pino empalmó con excesiva soledad en el área un balón que cruzó raso, fuera del alcance de Joan García. Esta vez no salvó el VAR a los pericos, como había hecho en un remate de Thierno Barry a la media de encuentro. Por un pelo fue fuera de juego. El gol de Yeremy resultó incontestable.
No le perdió la cara al partido el Espanyol. Persiguió el empate, de la misma forma que el Villarreal buscó el segundo. Joan García nunca falla y volvió a guardar las espaldas del equipo en varias oportunidades amarillas, mientras sus compañeros mantuvieron un ritmo del juego alto, apretando para encontrar un hueco, un resquicio para equilibrar el marcador. Le faltó claridad de ideas en ataque.
El delantero del Villarreal Tajon Buchanan (i) y el defensa del Espanyol Carlos Romero durante el partido de Liga que disputan el Villarreal y el Espanyol, este domingo en el estadio La Cerámica de Villarreal. / Manuel Bruque / EFE
Manolo González fue agitando la alineación para que el equipo no se bajara del partido. Puso en juego a Álvaro Aguado, el futbolista investigado por una presunta agresión sexual a una empleada del club blanquiazul. Si alguien esperaba que fuera apartado de algún modo, ya se puede ver que no será el caso. No jugaba desde el 4 de abril contra el Rayo Vallecano y esta tarde Manolo lo rehabilitó por completo. También apostó por Roger Hinojo, lateral zurdo de 20 años que debutaba en Primera División.
El Espanyol insistió por la vía de abrir el campo y centrar al centro del área como método para alcanzar el empate. Casi siempre con Jofre Carreras como protagonista por la banda derecha y Roberto Fernández como objetivo. Manolo añadió en el área a Alejo Veliz, un segunda punta. Ni así. El Villarreal supo resistir y dejó al equipo blanquiazul sin marcar por primera vez en lo que va de año.
«Estoy muy contento porque hemos sido valientes y con la personalidad de los jugadores. Muy orgulloso de ellos. El equipo está creciendo con el balón. El partido ha sido muy igualado. Ellos han tenido ocasiones pero nosotros también y hemos tenido situaciones para empatar», reflexionó optimista el técnico del Espanyol tras el encuentro.