Julio es sincero al revelar su primer pensamiento al empezar Traitors: «Me acojoné». Le impresionaron el monasterio, el montaje, las cámaras… «Me he metido en algo muy grande», reconoce.
El jugador madrileño también revela el momento que, como verán los espectadores, supone un antes y un después en la experiencia: «Al principio somos todos muy amigos pero en el momento en el que se repartieron los roles cambia drásticamente todo». Todos empezaron a desconfiar.
«Te metes en una dinámica donde no sabes si el que tienes al lado realmente es tu amigo o te quiere vender», confiesa. Por eso, resume Traitors como «idílico, maravilloso» hasta que se reparten los roles de fieles y traidores. ¿Cuál le tocará a él?